Mirador 23/02/17
COMPARTIR
TEMAS
Extraño pueblo es el norteamericano.
Tan extraño como los demás pueblos del mundo.
Los pueblos se forman con hombres, y los hombres son seres extraños. Unos asumen esa extraña conducta que es el bien. Otros tienen esa costumbre aun más extraña que es el mal.
Algunos norteamericanos buenos -científicos, ecologistas, biólogos- salvaron al halcón peregrino de la extinción definitiva. Quedaban veinte parejas de esa ave.
Después de varios años de cuidados hay ahora un número de halcones peregrinos suficiente para asegurar la supervivencia de la especie.
Algunos norteamericanos malos —policías brutales, fanáticos de la raza blanca, torpes rednecks, incitados por el más malo, más brutal, más fanático y más torpe de los rednecks—, persiguen ahora a otros peregrinos, y quieren acabar con ellos. Esos peregrinos son los migrantes mexicanos, víctimas de crueldades cuya injusticia clama al cielo.
¿No podrían los norteamericanos buenos proteger a esos peregrinos, aunque no sean halcones?
¡Hasta mañana!....