Mirador 06/05/16
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6 mayo 2016
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Llegó el número uno y me dijo sin más introducción:
–Soy el número uno.
Permanecí callado. Conozco a muchos que creen ser el número uno y son en verdad un cero a la izquierda. Así, no dije nada.
Al número uno le molestó mi silencio. Me preguntó irritado:
–¿Qué número es usted?
–Lo ignoro–respondí–. Lo que sí sé es que cualquiera que sea mi número siempre habrá otro mayor.
Insistió él:
–Yo soy el número uno.
No dije nada ya, pero tuve la certidumbre de que aquel número no era el número uno. Quienquiera que crea ser el número uno, por eso sólo hecho ya no es el número uno.
¡Hasta mañana!....
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