México-EU: ¿Cómo será el primer contacto en la era de Donald Trump?
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Los secretarios, el Relaciones de Exteriores, Luis Videgaray, y de Economía, Ildefonso Guajardo, fueron elegidos para viajar a la capital estadounidense el 25 y 26 de enero, una antesala a la reunión que sostendrá Trump con el presidente de México, Enrique Peña Nieto.
El ascenso al poder de Donald Trump en Estados Unidos obligó a México, uno de los países más atacados por el nuevo presidente, a enviar a dos de sus ministros más destacados para el primer acercamiento con el gobierno de Washington.
Los secretarios, el Relaciones de Exteriores, Luis Videgaray, y de Economía, Ildefonso Guajardo, fueron elegidos para viajar a la capital estadounidense el 25 y 26 de enero, una antesala a la reunión que sostendrá Trump con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, el 31 de enero.
¿A qué van Videgaray y Guajardo a Washington?
Ambos van a mantener reuniones de alto nivel con miembros del gabinete de Trump, con quienes dialogarán sobre temas que conciernen a ambos países. Es el primer paso para abrir las negociaciones con el nuevo gobierno de Estados Unidos.
¿Cuáles son los principales temas que debe tratar México?
Migración, ante la amenaza de Estados Unidos de deportar a millones de personas y construir en la frontera un muro que, según asegura Trump, México tendrá que pagar. Otro asunto es el comercio, debido a las medidas proteccionistas que podría implementar el nuevo Gobierno y que afectarían directamente a México, como la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, en inglés), el cual incluye a Canadá y del que Estados Unidos podría retirarse.
¿Por qué es importante la reunión?
Para mantener una buena relación y cooperación bilateral. México y Estados Unidos mantienen un comercio de 500,000 millones de dólares anuales y unos 1.400 millones de dólares en bienes cruzan la frontera diariamente, gracias a que el NAFTA eliminó casi todos los aranceles. Además, Estados Unidos es el principal destino de los migrantes mexicanos (unos 11 millones residen allí) y ambos países comparten más de 3,000 kilómetros de frontera.
¿Ha cambiado Trump su posición ante México?
No. Ha dicho que pedirá al Congreso pagar el muro y que luego hará que México devuelva el dinero; que renegociará el NAFTA, al que acusa de destruir empleos en Estados Unidos, y otros tratados que no beneficien a su país. Ha amenazado también con imponer elevados aranceles a las empresas que trasladen su producción a México, especialmente a las automotrices, lo que ha logrado que compañías como Ford cancelen algunos proyectos.
Además, ha reafirmado su decisión de deportar a los migrantes ilegales y con antecedentes.
¿Qué dice México al respecto?
México insiste en las responsabilidades compartidas, sobre todo en materia de seguridad fronteriza, lavado de dinero y tráfico de armas y droga.
El Gobierno mexicano asegura además que las diferencias se resolverán mediante el diálogo respetuoso entre las partes, aunque con firmeza en las negociaciones y sin comprometer los intereses del país.
Ildefonso Guajardo, Un negociador dispuesto a "hablar con el diablo"
Ildefonso Guajardo está listo para negociar hasta con el diablo. El hombre designado por México para defender sus intereses comerciales ante el Gobierno de Donald Trump sabe bien lo que está en juego.
"Si tenemos que hablar con el diablo para garantizar la seguridad de los mexicanos, México hablará con el diablo", dijo en mayo Guajardo, el ministro de Economía de México, meses antes de la victoria de Trump, cuando ya se percibía un tono antimexicano en los discursos.
Junto con el ministro de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, Guajardo será el encargado de entablar los primeros contactos oficiales de México con el equipo de Trump el miércoles y jueves, menos de una semana después de su toma de posesión.
A Guajardo, de 59 años, le toca defender el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor en 1994 y que Trump quiere renegociar porque lo considera la causa de pérdida de empleos en Estados Unidos.
Hace más de dos décadas, cuando el acuerdo era apenas un embrión y enfrentaba resistencias, Guajardo fue uno de los impulsores de la Oficina para Asuntos del Tratado de Libre Comercio de México, a la que se integró en 1991 y que dirigió hasta 1994, en la embajada en Washington.
Economista con estudios de maestría y doctorado en Estados Unidos, Guajardo fue dos veces diputado federal del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI). Tuvo distintos cargos en la administración pública antes convertirse en colaborador de Enrique Peña Nieto en su campaña electoral en 2012.
Después de ganar, Peña Nieto lo designó ministro de Economía y desde ese cargo le tocó gestionar nuevas inversiones, vincularse con el sector empresarial e impulsar los acuerdos de libre comercio.
En los próximos meses su oficina tendrá una misión prioritaria, casi exclusiva: demostrarle a Trump que TLCAN, responsable de un intercambio bilateral de 500,000 millones de dólares anuales, es una "história de éxito" para ambas partes y no sólo para México, que manda el 80 por ciento de sus exportaciones a Estados Unidos.
"Somos el comprador número dos a nivel mundial más importante de los bienes producidos en Estados Unidos, compramos más que China", dijo Guajardo hace unos días.
"Somos los principales compradores de puerco, maíz amarillo, de fructosa: todos los estados que votaron por él serían los más afectados si rompe el acuerdo con México".
Guajardo confía en la fuerza de los argumentos. Si Trump cumple la amenaza de imponer aranceles del 35 por ciento a las automotrices estadounidenses que producen en México, advierte, lo único que haría es beneficiar a fabricantes japoneses y europeos, además de que se metería en problemas con la Organización Mundial de Comercio. "Lo que hacemos es competir como región", afirma.
Desde hace meses está estudiando los movimientos. Ya leyó el libro "El arte de la negociación", que escribió el propio Trump en su época de empresario, y se lo toma con humor. "(Estas lecturas) No eran mis prioridades el año pasado, pero en diciembre se convirtió en una de mis prioridades”.
Luis Videgaray, el hombre fuerte de Peña Nieto
En septiembre un compungido Enrique Peña Nieto aceptaba en público la renuncia de su hombre de mayor confianza y titular del Ministerio de Hacienda, Luis Videgaray Caso, convertido ahora en una figura clave para dirigir las negociaciones de México con Donald Trump.
Videgaray, de 48 años, estuvo fuera del gabinete por poco tiempo. Regresó a principios de enero para asumir el Ministerio de Relaciones Exteriores y el reto de hacerse cargo de la diplomacia en tiempos de Trump como presidente de los Estados Unidos, el mismo hombre que había ocasionado meses antes su dimisión.
Economista con un doctorado del Instituto Tecnológico de Massachusetts y afiliado al Partido Revolucionario Institucional (PRI) desde muy joven, se integró a una empresa privada de consultoría financiera del ex ministro de Hacienda Pedro Aspe y ese trabajo marcó su destino.
En 2003 el despacho fue contratado por el gobierno del Estado de México para refinanciar su deuda pública, lo que lo llevó a trabajar con Peña Nieto, en ese entonces coordinador del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados estatal. Fue el inicio de una estrecha amistad y relación política.
Cuando Peña Nieto asumió la gobernación del estado en 2005, nombró a Videgaray su secretario de Finanzas. Se hicieron amigos y en 2011 fue uno de sus coordinadores de campaña para las presidenciales de 2012, en las que Peña Nieto resultó ganador.
Videgaray estuvo a cargo de coordinar los temas de políticas públicas y, luego, el equipo económico para la transición entre gobiernos.
Ya como presidente, Peña Nieto lo hizo su ministro de Hacienda, cargo desde el que impulsó reformas estructurales, y se convirtió en una de las figuras de mayor perfil del gabinete. Llegó a ser nombrado "Ministro de Finanzas del Año" por la revista "Euromoney" en 2014.
Tuvo que dejar el puesto por haber sido el artífice de una polémica invitación a México extendida a Trump, que se reunió en agosto con Peña Nieto en la residencia oficial de Los Pinos.
La visita provocó el rechazo y la indignación de los mexicanos, que consideraron humillante que el candidato que llevaba criticando y atacando al país en toda su campaña electoral fuera invitado a dialogar con el presidente.
"México ha perdido a un ministro de Finanzas brillante y a un hombre extradordinario", tuiteó Trump entonces. "Con Luis, México y Estados Unidos habrían hecho tratos extraordinarios de los que México y Estados Unidos se habrían beneficiado".
Cuando el candidato republicano ganó, Videgaray empezó a ser visto como la persona más indicada para negociar con él. En enero, y ya al frente de la Cancillería, Videgaray dijo en una entrevista que era necesario "tender puentes" con el magnate.
Algunos dicen que si bien Trump provocó su salida del gabinete, también detonó su regreso. Videgaray conoce a su yerno y asesor Jared Kushner, quien incluso lo llamó para felicitarlo por su nuevo cargo.
Como ministro del Exterior, tiene el reto de dialogar con Estados Unidos. Una tarea difícil, que lo coloca en un papel de alta visibilidad, antes de que empiecen a perfilarse los candidatos para suceder a Peña Nieto en 2018.