‘Megadeuda’, ¿amenaza para las finanzas públicas?
Valdrá la pena que la administración estatal impida que la especulación se adueñe del escenario y salga a precisar si existe una afectación
De acuerdo con proyecciones financieras realizadas a partir de datos públicos, el servicio de la deuda contraída por estados y municipios en México podría incrementarse en más de 40 por ciento durante este año, escenario que implicaría una importante alza en el monto que en nuestra entidad se destina a dicho rubro.
El dato es relevante porque cualquier alza en las tasas de interés se traduce en importantes cantidades a pagar si se tiene en cuenta que, de acuerdo con la cifra conocida más reciente, el monto de la deuda bancaria de Coahuila es de 36 mil 476 millones de pesos.
Ya para este ejercicio 2017, en el presupuesto de egresos del Gobierno de Coahuila se contempló un incremento de 17 por ciento en las tasas de interés, lo cual se traduciría, de acuerdo con las estimaciones realizadas por el área de finanzas, en un pago adicional superior a los 400 millones de pesos por concepto de intereses durante el año.
El problema, de acuerdo con el reporte que publicamos en esta edición, es que el incremento final en el servicio de la deuda podría ser incluso más del doble de lo originalmente previsto y eso, eventualmente, implicaría que por concepto de intereses debiera erogarse unos mil millones de pesos adicionales durante 2017.
Lo de menos es, por supuesto, reconocer lo que la realidad financiera del País nos impone: tasas de interés más altas debido al incremento en el denominado “riesgo país”, una variable que se ha visto influenciada, sobre todo, a partir del arribo al poder de Donald Trump.
Lo de más es preguntar –de forma obligada– qué programas tendrían que recortarse para obtener los recursos adicionales que, producto del alza en los intereses, tendría que destinarse este año al servicio de la denominada “megadeuda” heredada a Coahuila por la administración que compartieron Humberto Moreira y Jorge Torres.
Porque, como es bien sabido, el presupuesto sigue siendo el mismo y en éste no existen –no pueden existir– “guardaditos” para ser utilizados en este tipo de casos, sino que necesariamente habría que realizar ajustes al presupuesto para hacer frente a esta contingencia.
Existe, por supuesto, una opción distinta: que los intereses adicionales que genere la deuda este año no sean pagados, sino que se sumen al capital, difiriendo así el efecto nocivo que una mayor tasa de interés tendría para las finanzas estatales este año.
La segunda es claramente una opción indeseable, pues además de diferir el problema esto solamente lo haría más grande, debido a que los nuevos intereses tendrían que calcularse a partir de una deuda mayor.
Valdrá la pena que la administración estatal impida que la especulación se adueñe del escenario público y salga a precisar si existe una afectación producto de la variación en las tasas de interés y, en todo caso, cómo se plantea hacerle frente.