Justicia para los desvalidos, asignatura pendiente: Silva Meza
COMPARTIR
TEMAS
Al concluir su discurso señaló que las instituciones no pueden perder jamás, su identidad, ni su razón de ser, por el mero cambio de quienes pertenecemos a ellas.
México, DF. El México desigual que tenemos es el gran lastre y la gran preocupación de un país democrático, que no logra aún construir una verdadera ciudadanía. El acceso a la justicia de los más desvalidos es todavía la gran asignatura pendiente, señaló Juan N. Silva Meza en su última intervención como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
En sesión solemne, ante los plenos de la Suprema Corte, del consejo de la Judicatura Federal y de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Silva Meza recordó que cuando tomó posesión de su encargo, como integrante del máximo tribunal, le fue impuesta “ésta toga, como símbolo de mi alta investidura. La recibí con orgullo, la he llevado con dignidad y hoy la entrego aquí, sin mancha”.
Ante los tiempos “muy dolorosos que vivimos”, dijo en alusión al discurso que dijo el año pasado en su último informe de labores como presidente de la Suprema Corte y en alusión a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Silva Meza retomó sus palabras y aseveró que “desde el Poder Judicial de la Federación, debemos insistir en que, en tiempos en los que la tranquilidad y la armonía se ven amenazadas, hay que buscar soluciones en la constitución y no fuera de ella”.
Al hacer una remembranza de su paso por el máximo tribunal desde el año 1995, Silva destacó que el máximo tribunal, “como pieza fundamental de nuestra democracia”, debe ser garante de los derechos fundamentales; los jueces debemos seguir siendo la última línea de defensa de los derechos de las personas”.
Los ministros, subrayó, tenemos la indeclinable obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y, con especial énfasis: el de progresividad”.
La Suprema Corte debe seguir siendo la institución garantista que, en el última instancia, “establezca los límites al poder y las obligaciones de las autoridades”.
Se refirió también al tema de la independencia judicial. “Ser juez es resistirse y atreverse, ejercer la judicatura con independencia, autonomía y libertad de criterio, implica siempre resistir con fortaleza de espíritu las presiones, de poderes legales o ilegales, formales o informales”.
El principio de independencia judicial, aseveró, resulta indispensable para la protección de los derechos fundamentales, porque lo que su alcance debe garantizarse inclusive, “en situaciones especiales, como lo es el estado de excepción”.
Juzgador durante más de 40 años, Silva precisó que con la misma fuerza que los jueces deben resistir las presiones; en el otro extremo, deben resistir la tentación al reconocimiento.
“Los jueces estamos para impartir justicia, no para agradar y ser reconocidos. Defender la independencia y autonomía, es saber ser impermeable, a la adulación y al halago. No hay peligro más digno de ser evitado, que aquél que procede de la aprobación ajena”.
Al concluir su discurso señaló que las instituciones no pueden perder jamás, su identidad, ni su razón de ser, por el mero cambio de quienes pertenecemos a ellas. “Las instituciones no pueden perder, jamás, su identidad, ni su razón de ser, por el mero cambio de quienes pertenecemos a ellas”.