Hablemos de Dios 47
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TEMAS
Agradezco que usted me lea. Gracias de corazón, palabra y pensamiento por aguantarme ya casi el año. Un año de hablar de Dios. Con esta colaboración sigue la despedida. Una más y nos despedimos de este tema sabatino. Sobra decirlo, podríamos seguir explorando la Biblia y a Dios por años; nunca sabremos todo sobre Dios y sobre la Biblia, considerada su palabra. En este año que ya se fue como humo entre las manos, si usted se dio cuenta, no me di a la tarea de acometer esta exploración desde el lado escéptico o agnóstico. Es decir, tiempo y espacio me faltaron para abordar los Evangelios apócrifos, literatura un tanto oculta y misteriosa al respecto, libros y biografías memorables sobre los personajes de la Biblia y, en fin, traté solamente de hablar de Dios desde un punto de vista de mi fe. Fe rota casi todo el tiempo, usted lo sabe.
¿Valió la pena? Absolutamente sí. Y aquí entramos de lleno a lo que hoy quiero comentar. ¿Usted cree en Dios? Si su respuesta es afirmativa, es bueno ello. ¿Usted necesita de Dios? Al parecer, todos o muchos necesitamos de Dios. Pero le tengo una noticia, una comunión –jamás comunicación; esa muletilla de los hermanos cristianos en la que se escudan y que aquí desplumamos en su momento, esa engañifa de que Dios “les habla”– que sentí conforme pasaban la semanas y escribía y leía sobre ese inasible Dios. Aquí va: Dios lo necesita más a usted de lo que usted lo necesita a él. Así de sencillo. Lo dijo Juan Arias en el diario El País: es intrascendente hoy si nosotros creemos o no en Dios. Lo realmente importante es si Dios cree en nosotros. Mi respuesta es que sí, Dios cree tanto en usted, lector, que lo necesita para su plan de vida y bondad con sus vecinos y semejantes aquí en la tierra, no en el cielo.
Dios nos necesita. Por gente como usted que da el paso al peatón, que no roba, no golpea a su cónyuge, no maldice a los vecinos, no violenta a sus hijos, no roba en su trabajo a sus empleados, les paga el IMSS, la pensión, el Afore… por gente como usted, lector, Dios sigue vivo aquí en la tierra. ¿Le digo otra cosa, señor? ¿Ha notado usted que cuando más le pide a Dios algo, éste menos lo “escucha”? Dios sirve sólo para darle gracias en tiempos de bonanza, no sirve para cubrir necesidades ni para cumplir “caprichos”. ¿Qué le ha pedido usted últimamente? ¿Aumento de sueldo? Exíjaselo a su jefe inmediato. ¿Quiere usted que termine la pesadilla de los Moreira en Coahuila? Pues vaya a votar por otra opción política cuando sean las elecciones. Dios no va a venir a votar e imponer un cambio si usted lo pide. Eso es cobardía suya.
Esquina-bajan
¿Necesita usted dinero? Pues lo más probable es que usted tenga que trabajar como un burro y el doble para más o menos salir de sus agobios monetarios, pero Dios no va a bajar –de existir, claro– con un gran saco de billetes verdes a repartir para los que andamos jodidos todo el tiempo. Dios lo necesita a usted de su lado, para que usted sea el que haga milagros, no él. Dice Hechos 20:35: “Hay más felicidad en dar que recibir”. Si usted tiene más de lo necesario, pues comparta un poco con los jodidos. Si usted cree en eso llamado cielo, pues lo más probable es que si comparte ya se ganó algún ticket para entrar de volada. Si usted no cree en él, como yo en muchas etapas de mi vida, pues haga el bien, comparta lo que tenga y hágalo de buena gana por un motivo: la gente a su alrededor lo necesita.
Perdón por insistir en esta columna en el argumento y entramado de ésta: Dios lo necesita a usted. Y usted lo más probable es que no necesite de Dios. Incluso en toda su vida. Hágase usted esta pregunta sencilla y directa: si hay tanta gente con buenas intenciones y esforzándose tanto por cuidar de la tierra, si hay tanta gente rebosando de tope en Templos e Iglesias los domingos y cantan y alaban a Dios y hacen lo correcto todos los días, ¿por qué no logran frenar la destrucción de la tierra, por qué no logran frenar el robo de tanto diputado y senador ladrón, por qué no logran frenar la destrucción de la Sierra de Zapalinamé si hay bardas y libros con versitos y pajaritos muertos y toda una asociación ecologista que le da like en Twitter y Facebook?
No basta rezar. Hace falta ir, tocarle la puerta al gobernador Rubén Moreira, encararlo y decirle de la indolencia de su equipo para parar el ecocidio de Zapalinamé. Hace falta empujar diario y con voz en cuello, hablar fuerte y rudo sobre los temas candentes que nos agobian como sociedad. ¿Dios le va a dar a usted algún premio? Yo en lo personal no creo en ello. Ni lo necesito. Estoy en paz en hacer lo correcto y que mi nombre vaya respaldando mis dichos y obras y el jamás escudarme en el cobarde anonimato de las redes sociales. Nunca lo voy hacer.
Letras minúsculas
¿Usted necesita de Dios? No lo sé. Pero si sé que Dios lo necesita a usted para su plan de vida y ayuda aquí en la tierra.
Dios lo necesita más a usted de lo que usted lo necesita a él. Así de sencillo. Lo realmente importante es si Dios cree en nosotros
Jesús R. Cedillo