In Gold we Trump?
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¿Podría ser un buen cambio en el texto de los nuevos dólares de más de 20 devaluados pesos?
El mundo tiene enfrente una gran interrogación. Incertidumbre flota en el ambiente frente a lo impredecible. Después de los repetidos errores estadísticos de los muestreos de campaña electoral y la imprecisión de muchos pronósticos de clima, no encuentra la gente una bola de cristal para predecir lo que hará un presidente recién elegido en la Unión de Estados del Norte de América.
Está frente a la opinión pública el contraste entre su campaña y su primer discurso dado ya como Presidente electo. Durante y después de la campaña se escucha una cascada de adjetivaciones y se lee una larga lista: fascista, neonazi, racista, narcisista, xenófobo, misógino, homófobo, evasor, irrespetuoso, temperamental, individualista, drástico… Y en su discurso –ya electo– ofrece disculpas por impuntualidad, reconoce y agradece méritos de su opositora, pide cerrar las lesiones de la división, invita a juntarse como un pueblo unido. Promete ser el Presidente de todos
A los que no lo apoyaron les tiende la mano y les pide orientación y ayuda para trabajar juntos y reconstruir la nación. Asegura que cada estadounidense tendrá la oportunidad de alcanzar su potencial. Afirma que los antes olvidados ya no lo serán. Ofrece reconstrucción de infraestructuras y ofrece trabajos para millones. Reconoce la calidad humana de los veteranos. Promete llamar a los mejores y aprovechar su talento para servir a todos. Ofrece plan económico para prosperidad generalizada y no aceptar sino lo mejor. Ofrece trato justo para todas las personas y las naciones, privilegiando los intereses nacionales y buscar lo común suprimiendo hostilidades, promover la colaboración y no el conflicto. Da gracias a sus familiares y a todos los que lo apoyaron nombrando a muchos con admiración.
¿Hipocresía? ¿Oportunismo? ¿Teatralidad? ¿O reconocer que una etapa concluye y lo que se inicia pide nueva actitud? Ya tiene programados sus 100 primeros días con cambios sin demora y medidas inmediatas. Por el fruto se conocerá el árbol. Se sabe mucho del qué pero sólo se adivina o se supone el cómo. Ya les ganó a los demócratas con su criticadísima campaña de resultados victoriosos, no por mayoría de votantes sino por estados a su favor. Sí, ha logrado ganarles pero… ¿logrará ganarlos? Qué ganará en su mentalidad y actitud, ¿la desfachatez de la belicosa campaña o la sabia mesura del discurso inicial?
Sigue la moneda en el aire. Ya no por una elección, sino ahora por una realización. ¿Cara o cruz?, ¿águila o sol?… ¿Presidencia para bien de todos o “in Gold we Trump” como nuevo lema, no sólo monetario sino político, con repercusión mundial? Unos desconfían, otros esperan; éstos oran, aquéllos temen… todos opinamos frente a la página en blanco en que pronto escribirán gobernante y gobernados, mandantes y mandatario..