Fuero: ¿ha llegado el principio del fin?
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El Congreso del Estado de Baja California aprobó ayer, por unanimidad de votos, una reforma a la Constitución local mediante la cual se elimina la figura del fuero constitucional en dicha entidad, abriendo con ello la puerta a que pueda ocurrir lo mismo a nivel nacional.
Es conveniente advertir que el sólo hecho de que los integrantes de la Legislatura de Baja California hayan aprobado la iniciativa es insuficiente para considerar extinta la figura del fuero, pues dado que se trata de una reforma constitucional es necesario que dicha propuesta sea votada favorablemente por la mayoría de los ayuntamientos del Estado y que, al pasar a la etapa de promulgación, el Ejecutivo no “vete” la reforma.
No se trata, desde luego, de ser pesimistas o argumentar a favor de la permanencia de dicha figura que, aún cuando en su momento tuvo una razón de ser muy importante, en los últimos años sirvió solamente como escudo de protección para funcionarios deshonestos.
De lo que se trata es de señalar que no puede afirmarse que el fuero haya sido eliminado, pues aún cuando la aprobación unánime de la iniciativa constituye un paso sumamente importante, es sólo uno del proceso legislativo.
E incluso, una vez que tal proceso concluya –suponiendo que la decisión sea ratificada en las siguientes etapas– aún faltará que transcurran 90 días para que la reforma entre en vigor, de acuerdo con los términos del decreto.
Un aspecto importante de la iniciativa aprobada por el Congreso de Baja California es que incluye una propuesta que debe ser remitida al Congreso de la Unión para plantear la desaparición del fuero a nivel federal, hecho que obliga, por lo menos, a que el asunto sea discutido por nuestros representantes en dicho Poder.
Es probable que con la votación de ayer haya dado inicio “el principio del fin” para la figura del fuero constitucional y que en los próximos meses atestigüemos la recreación de una intensa discusión sobre el particular, discusión que podría concluir con la eliminación de la referida figura de la Constitución Federal.
Pero habríamos de ser cautos antes de festejar en exceso tal medida, pues siendo importante la eliminación del fuero, tal hecho no es garantía, por sí sólo, de que la corrupción será erradicada del servicio público de nuestro País.
Y para documentar el optimismo basta con señalar un solo dato: el fuero constitucional es una figura que actualmente “protege” a los funcionarios de elección popular y a otras figuras públicas de alto perfil cuyo acceso al cargo no se da por la vía del voto popular pero que no constituyen, todos juntos, el porcentaje más importante de la alta y media burocracia mexicana.
Tampoco estamos hablando del conjunto de funcionarios a quienes se señala sistemáticamente de casos de corrupción, si bien algunos de ellos (gobernadores, alcaldes y legisladores, sobre todo), constituyen casos sumamente visibles.
Eliminar el fuero es un buen primer paso, pero sólo es eso: un paso que debe ser acompañado de otros más para considerar seriamente la posibilidad de que la corrupción gubernamental sufra un serio revés.