"Fenómeno Griego" Antetokounmpo, de indocumentado a estrella NBA

Todo está pasando rápidamente en la vida de Giannis Antetokounmpo, la figura emergente de la NBA que a sus 22 años encandila por su increíble versatilidad en el tabloncillo, una capacidad que los analistas aseguran no se veía desde los días del legendario Magic Johnson.

Hace apenas cuatro años, el espigado jugador de 2,11 metros de estatura no tenía nacionalidad, era rechazado por Grecia, el país donde nació, y no contaba con pasaporte de Nigeria, de donde son sus padres.

La vida ciertamente ha cambiado desde entonces. Antetokounmpo fue seleccionado en el draft por los Milwaukee Bucks en 2013 y tres años después firmaba una extensión de su contrato por 100 millones de dólares, nada mal para un muchacho que debió deambular por las calles de Atenas junto con su hermano vendiendo baratijas para tratar de ayudar a sus padres a comprar comida, y así no acostarse con el estómago vacío.

Desde entonces el destino, quizás tratando de balancear tanta miseria en su niñez, le ha sonreído.

El domingo, el llamado "Fenómeno Griego" tendrá la oportunidad de experimentar una vez más algo nuevo, inédito en su vida, participar en el Juego de las Estrellas de la NBA, evento que se realizará en el Smoothie King Arena de Nueva Orleans.

"Le agradezco a todos los aficionados. Estoy muy agradecido por esta oportunidad para salir como titular en el Juego de las Estrellas", dijo Antetokounmpo en su cuenta de Twitter.

Haber sido elegido para participar, y además como titular, en la vitrina de las máximas figuras del mejor baloncesto del planeta no fue sorpresa para nadie, especialmente por la manera en que se está desempeñando.

Antetokounmpo, la principal razón por la que los Bucks están a solo un juego de diferencia de los Detroit Pistons, el octavo en la tabla de posiciones de la Conferencia Este, es líder de su equipo en promedio de puntos (23,2), rebotes (8,6), asistencias (5,5), robos (1,7) y bloqueos (2), cifras que no logra cualquiera.

De hecho, un sólo jugador ha obtenido antes al menos 20 tantos, ocho rebotes, cinco asistencias y dos bloqueos por temporada. Su nombre es Kareem Abdul-Jabbar.

Más allá de sus números, lo que sorprende de Antetokounmpo es la capacidad para hacer todo bien en la cancha: anotar, llevar el balón como si fuese un armador pese a su estatura, distribuir el balón al compañero desmarcado y tomar los rebotes. Todo esto pese a que aprendió a jugar baloncesto a los 13 años.

"Con esa altura está haciendo cosas que nadie había hecho antes en el baloncesto", dijo al USA Today el coach de los Houston Rockets, Mike D'Antoni. "Es una fuerza increíble para los Bucks. Ya es una súper estrella y es joven".

Para Jason Kidd, coach de los Bucks, lo más impresionante de Antetokounmpo no es su despliegue actual e inteligencia sobre el tabloncillo, sino el potencial que posee y hasta dónde puede llegar.

"Está en el proceso de aprender cómo ser un líder. Una vez que lo descubra vamos a ver un nuevo salto de calidad en su juego", apuntó a los medios de Milwaukee.

Pero habrá tiempo para ello. Por ahora, se enfoca en Nueva Orleans, en compartir con unos colegas que se han dado cuenta de que el meteórico ascenso del "Fenómeno Griego" es una realidad y de que tiene el talento para ser una súper estrella, tal como lo vaticinó Kobe Bryant, otro prodigio que desde su juventud se sabía que era un predestinado.

Nada mal para un indocumentado que se acostaba con una sonrisa en la noche si llegaba a casa con apenas diez dólares en el bolsillo.