Factor clave: la participación del árbitro electoral
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La equidad debe fincarse en el actuar de cada uno de los participantes, incluyendo que el árbitro electoral se vuelva una autoridad con fortaleza para actuarEstamos a menos de un mes para que oficialmente arranque el proceso electoral 2016-2017 que concluirá con la elección del 4 de junio de 2017, en la que se definirá gobernador, alcaldes y diputados locales.
Más allá de las definiciones partidistas, este proceso tendrá la primera prueba de fuego para el nuevo árbitro electoral en la entidad: el Instituto Electoral de Coahuila (IEC).
Esta será la primera elección estatal que organice el IEC, el cual deberá mostrar ser un garante de imparcialidad y fortaleza para estos menesteres.
Y es que la labor del árbitro será crucial en el proceso electoral. Su posición puede parecer ingrata: si hace su trabajo bien, no deberá tener una aparición con tantos reflectores; pero si lo hace mal, su presencia pública se acrecentará.
Esta semana, el IEC tuvo su primer examen previo al proceso electoral. Al menos tres aspirantes a la gubernatura estarían en el filo de violar las reglamentaciones electorales ante su “aceleramiento” en la búsqueda de posicionarse en la imagen de la ciudadanía.
Aunque es entendible que el árbitro electoral debe de tener un protocolo de acción, éste puede rayar en la pasividad ante la tibieza con la que puede actuar.
En el caso reseñado, las autoridades electorales respondieron que ellas no pueden comenzar un proceso de investigación a motu proprio sino que requiere de una queja para poder actuar.
El fondo de la señalización tiene una clave: que el proceso electoral tenga una equidad.
Ese es el gran reto en estas elecciones, como el de todas las que se han tenido. Buena parte de esa equidad debe fincarse en el actuar de cada uno de los participantes, incluyendo que el árbitro electoral se vuelva una autoridad con las fortalezas para actuar en caso de presentarse una acción que esté fuera de lo establecido por las normas.
Es cierto que el IEC es de reciente creación, sin embargo, en sus filas hay elementos con experiencia en este tipo de proceso al haber formado parte del extinto Instituto Electoral y de Participación Ciudadana.
Es por ello que las autoridades deberán mostrar un “colmillo” que conlleve un respeto y vigor que garantice la equidad en el proceso.
Es entendible –mas no compartible- que los participantes podrían buscar cualquier hueco en la legislación o en una hipotética permisividad del árbitro para tomar ventaja en el proceso electoral.
Estas “marrullerías” podrían ir desde la posibilidad de promocionarse bajo cualquier método o vía, hasta desviar recursos de cualquier administración pública para escalar en el las preferencias del electorado.
Para ello, el IEC deberá mostrar una fortaleza y un respeto que se gane entre los participantes.
La ciudadanía espera que el proceso electoral sea el de mayor equidad y que pueda ser considerado como un ejemplo de este tipo de ejercicios democráticos en el País.
Esperemos que como el pasado viernes, en donde se negó que una fuerza política tomara un slogan similar al del Gobierno
Estatal anterior a la cual el IEC adujo que podía generar ruido electoral en la ciudadanía, la autoridad electoral se mantenga con decisiones que sean benéficas para la democracia coahuilense, pese a que existan actores públicos con cierto poder de incidencia que pudieran resultar afectados por esas decisiones.
Veremos cómo se comporta el nuevo árbitro electoral.