Epifanías unánimes
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Es aparición, manifestación, fenómeno, síntoma.
Manifestar alrededor, más allá, hasta lejanos confines. Los sabios venían de lejanas tierras de oriente y vieron un signo en el cielo. Se pusieron en marcha con regalos y se les manifestó el gran rey que buscaban y al que llevaron oro, incienso y mirra.
La epifanía es una manifestación, y toda manifestación es también una epifanía. La gente se comunica, se informa, se motiva. Se va formando una conciencia comunitaria. Se comprueba que hay una visión y una reacción similar en todos. Entonces la gente sale, se reúne y hay bulla, gritos colectivos, carteles con frases parecidas, mantas sostenidas por muchos.
Se manifiesta una inconformidad, una protesta, un reclamo, una exigencia. Hay lentes que captan imágenes instantáneas o filman acciones que se transmiten en el momento o después a miles de pantallas en hogares y lugares públicos.
Se da un tejido múltiple y abigarrado de mensajes entrecruzados, transmisores de textos y de imágenes estáticas o en movimiento.
Las epifanías se multiplican y se vuelven unánimes. Los mandantes claman ante los mandatarios exigiendo acciones de bien común y reprobando decisiones incongruentes y desequilibradas que privilegian a unos y lastiman a otros. Cuando no hay plebiscito que exprese el sentimiento popular, no queda sino la calle como renglón en que se escribe, con la tinta palpitante de la presencia, del grito, de la pancarta y la creatividad de los signos.
La indignación es pundonor y entereza frente a quienes toman el servicio público, que debiera ser representativo y leal como un botín, un privilegio, un encumbramiento sin méritos y hasta sin capacidad. Como si el nivel profesional fuera el de un aprendizaje becado o un ensayo de entrenamiento.
La epifanía unánime de los manifestantes capta que se busca acabar con los precios artificialmente bajos sin también suprimir la corrupción, los gastos suntuosos y los sueldos políticos artificialmente inflados. El subsidio al privilegio y a la corrupción es mucho mayor que el que se atribuye a la gasolina.
En aquella primera epifanía, los sabios de oriente vieron la estrella, interpretaron su mensaje, se pusieron en marcha con sus regalos, indagaron y encontraron al rey que buscaban y se volvieron por otro camino. La luz de una conciencia ha puesto en marcha a una comunidad nacional que no pretende un homenaje, sino demanda, y exige el cumplimiento del mandato dado no para una prosperidad concentrada, sino para el bien de todos…