El sueño de Gutenberg
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Una mañana del mes de febrero de 1468, a orillas de la margen opuesta del río Rin, en la ciudad alemana de Maguncia, fue encontrado muerto un personaje al que por varios días nadie reconoció. Poco tiempo después se supo de quién se trataba: era Johannes Gutenberg, padre de la imprenta moderna. Gutenberg siempre persiguió un sueño: imprimir los manuscritos medievales elaborados a mano por monjes. Después de 20 años de intentos, en 1455 logró construir una prensa en donde produjo 200 ejemplares del primer libro impreso de la historia: la Biblia.
Pero su éxito fue efímero. Persiguiendo su sueño se endeudó y, ante la imposibilidad de pagar, fue llevado a los tribunales y despojado de su equipo impresor, incluyendo los originales de la primera Biblia. Pero a pesar de su ruina económica, en el año 1500, infinidad de ciudades en Europa contaban ya con una imprenta. El genio de Gutenberg había cambiado para siempre la historia, naciendo así la primera revolución de la información.
Pero ni él mismo llegó a imaginar cómo su invención transformaría el mundo y nuestra forma de comunicarnos. Y es que siglos después de la imprenta, los humanos seguimos buscando formas de comunicarnos. Llegó la radio, luego la televisión y décadas después llegaron el internet, la conexión de banda ancha y las redes sociales que revolucionaron para siempre y en tiempo real lo que sucedió, sucede y sucederá en nuestras vidas, tarea que hasta hace pocos años estaba restringida a lectores de tarot u otras artes ocultas.
Somos la generación del Facebook, Twitter y WhatsApp. Esta nueva revolución de la información y de las redes sociales se ha impuesto y rebasa cualquier intento de censura, sustituyendo a veces la falta de información de los medios tradicionales. Indeseables para algunos, veneradas por muchos, subvaluadas por otros y sobrevaloradas por más, las redes sociales son hoy causantes de insomnio y adicción. Para algunos medios es el complemento, para muchos más es competencia directa. Lo cierto es que hoy son herramientas utilizadas para la movilización social (real o del ciberespacio).
Twitter y las redes sociales son el arma de las nuevas generaciones para combatir la censura o la opacidad. Ahí está el caso de los “Porkys” o los escándalos de corrupción denunciados a través en Facebook y Twitter, redes que han logrado ensanchar la transparencia en los sucesos de la vida pública y que probablemente sin ellos no habrían trascendido jamas.
Pero no sobreestimemos su influencia. En un país de 112 millones de personas, ya 65.5 millones de personas utilizan internet, esto es un equivalente al 59.5 por ciento de toda la población México. Y aunque la cifra pareciera alta y avanza a tasas aceptables, también revela un dato lamentable: casi 50 millones de mexicanos aún viven atraso tecnológico.
Es verdad que las redes sociales se han vuelto muy importantes y una de nuestras principales fuentes de información, pero la brecha tecnológica es muy alta. Además, la televisión y el radio siguen siendo muy importantes y hay una cosa adicional: el contenido informativo de las redes y el modo en que elegimos utilizarlas dan mucho que desear.
Así que seamos realistas y no pongamos en ellas todas nuestras esperanzas, pues la difusión de las ideas a través de las redes sociales no necesariamente sirve para cambiar las cosas.
Creo que hasta ahora su mérito es que ha abierto nuevos espacios de información de forma innovadora, contribuyen a exponer a los poderosos y a fortalecer nuestra democracia. Pero hoy, el reto será entonces pasar del tuit y los retuits y de compartir información en Facebook y WhatsApp, a construir en el mundo real un país con menor desigualdad, mejor informado y con más oportunidades.
Al momento, las redes son tan versátiles y libres que muchas veces son utilizadas para denostar, incitar al odio y a la violencia y en otros casos francamente a desinformar con razones deleznables.
Años antes de morir, Gutenberg aseguraba que la imprenta era un ejército de 26 soldados de plomo con el que se podía conquistar el mundo. El día de hoy, Twitter es una red social cuya característica nos permite comunicar lo que uno desee, pero sin exceder jamás 140 caracteres. Exactamente los que ocupé para describirla.
@marcosduranf