Donald Trump: la insolencia intolerable
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Bastó una semana para que cualquier esperanza de atestiguar una actitud razonable, por parte del nuevo Presidente de los Estados Unidos hacia nuestro país, se desvaneciera. Bastaron un par de tuits para dejar claro -para quien aún tuviera dudas- que Donald Trump ha llegado a la silla presidencial envuelto en la soberbia y la arrogancia de quien está acostumbrado a tratar a los demás como si fueran sus lacayos.
Con una altivez a la que seguramente considera que el planeta entero deberá acostumbrarse, Trump dibujó la estampa que consideraba deseable para la visita que tenía pactada con el presidente Enrique Peña Nieto la próxima semana: que el mandatario mexicano llegara de rodillas ante él para aceptar sus condiciones con sumisión.
“Si México no está dispuesto a pagar por el indispensable muro, entonces sería mejor cancelar la reunión prevista”, lanzó arrogante a través de su cuenta de Twitter.
La respuesta mexicana no podía ser diferente: “Esta mañana hemos informado a la Casa Blanca que no asistiré a la reunión de trabajo programada para el próximo martes con el @POTUS (Presidente de los Estados Unidos)”, reviró el mandatario mexicano.
Con ello, las relaciones entre ambas naciones han llegado al punto más tenso de que se tenga memoria en las últimas décadas y se colocan al borde de la ruptura debido a la actitud insolente de un individuo cuya vocación es la ofensa hacia los demás.
El presidente Peña Nieto ha hecho bien en cancelar su visita a los Estados Unidos, al tiempo que ha reiterado la disposición de nuestro país a mantener las relaciones más cordiales con el pueblo de los Estados Unidos.
El mensaje ha sido claro: no vamos a tolerar el trato despectivo que el señor Trump pretende darnos, dirigiéndose a nosotros como si fuéramos seres humanos inferiores o como si nuestro destino se encontrara en sus manos y ello nos obligara a aceptar cualquier condición.
No se trata de instalarse en el chauvinismo ni de confrontarnos en forma gratuita con nuestros vecinos. Se trata de exigir un trato digno y respetuoso: el trato digno y respetuoso que todo individuo y toda nación merecen.
Pero para no caer en la patriotería los mexicanos debemos entender que hacerle frente a las bravuconadas y a la insolencia de Trump es sólo el primer paso de un plan más amplio que de forma indispensable debemos diseñar para el futuro inmediato.
Porque, como buen individuo afectado por un complejo de superioridad, el mandatario estadounidense no dejará las cosas allí e intentará llevar adelante su absurda empresa de “obligar” a los mexicanos a pagar por el muro, aunque lo intente a través de iniciativas que sólo retratan su ignorancia, tales como imponer un arancel a las exportaciones mexicanas.
El conflicto con Estados Unidos se ha instalado en nuestras vidas. Preparémonos para afrontar las consecuencias.