Desigualdad
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Mientras los candidatos usan camisas Brooks Brothers de 2 mil pesos, otros traen las que aquellos les regalaron durante su campaña.
Mientras unos ganan varios salarios mínimos, otros se enferman de indigestión. Un sólo mexicano posee una riqueza equivalente a la que suman más de 17 millones de mexicanos pobres. 10 empresas transnacionales generan más dinero que 10 países completos.
Dice Eduardo Galeano que en el libre mercado el dinero gobierna sin intermediarios; los gobiernos se limitan a prestar algunos servicios e impartir la seguridad para controlar y reprimir, inspirar miedo y mantener agachada a la población.
Según Galeano, el mercado se empieza a encargar de algunos servicios y, de los pobres se ocupa Dios o la Policía.
Al Estado no le interesan los pobres, el Gobierno hace como dijo Pedro Páramo: Me cruzaré de brazos y Comala se morirá de hambre. Y así lo hizo.
La injusticia social es cada vez mayor; la ley no limita al gobernante, la ley y la justicia se usan como medios para lograr fines particulares, se percibe una nueva modalidad de los estados benefactores: El Estado Robin Hood; róbale al rico y repártele algo al pobre. El modelo funciona con base en un clientelismo que mantiene una base cautiva de electores que esperan con ansia una dádiva.
El Estado se aprovecha de la gran cantidad de pobres, que constituyen una mina electoral. En lugar de darles acceso al conocimiento para que sobrevivan por su cuenta, los hace dependientes. El Estado paternalista se dedica a repartir dinero del pueblo a cambio de favores y lealtad en la próxima elección.
El Estado Robin Hood, en el largo plazo está destinado al exterminio de la pequeña empresa productiva: Reparte a quienes prefieren el delirio del consumo a los desafíos de la creación. No se fomenta la iniciativa, la innovación y el trabajo duro. Los beneficiados gastan el dinero en consumir cosas inútiles para imitar a la clase alta.
Cada asaltante quiere tener lo que su víctima tiene, para ser lo que su víctima es; se pierde el sentido de lo que cuesta producir un peso. La sociedad del consumo crea un mundo igualador, en las ideas y costumbres que impone, desigual en las oportunidades que brinda.
El ritmo frenético de consumo es insostenible, por esto aparecen robos en las noticias un día sí y el otro también. El Gobierno le pone cada vez más obstáculos al que produce, incluso le despoja de sus medios de supervivencia.
Al productor cada vez le cuesta más trabajo mantener su actividad debido esos obstáculos. Esto en una de las causas del descontento que manifiesta en la actualidad la clase media. Esta clase tiende a desaparecer, la brecha entre ricos y pobres se hace más grande.
La riqueza se concentra en pocos individuos y en las grandes empresas que se pueden defender del Gobierno, el problema de esas grandes empresas es que tienen una movilidad frecuente, por lo que con toda facilidad cualquier día de éstos se van a donde otro Gobierno les permita pagar salarios todavía más miserables. El Gobierno se olvida que la pequeña empresa es en su conjunto, el sector que más genera empleos e ingresos.
La participación política ciudadana se limita a elegir representante cada que hay elecciones. Después de eso, lo más que hace es una marcha de indignación y hasta ahí.
Demasiado tarde, a regresar a la rutina del trabajo para pagar impuestos y mantener a la burocracia y a sus millones de clientes sumidos en la ignorancia.
Hasta la próxima elección.
jesus50@hotmail.com