Del estamos hasta la madre, al te voy a romper la madre

Tal pareciera que, aparte de jugar squash en el Sport City de Plaza Loreto, Cuauhtémoc Blanco se dedicó en los siete meses antes de asumir la presidencia municipal de Cuernavaca a leer la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, votada en Francia en 1793. Por aquello de que cuando el gobierno no cuida los derechos del pueblo, la insurrección es el derecho más sagrado y el deber más indispensable.

Al anuncio del gobernador Graco Ramírez de que el gobierno de Morelos se hará cargo de la seguridad a través del mando policial único en 15 municipios de alto riesgo, Cuernavaca uno ellos, el en cierta forma líder político de Cuauhtémoc, Eduardo Bordonave, respondió que acudirán a la Suprema Corte de Justicia para anular esa decisión. “No es un capricho ni un berrinche, es congruencia”, me dijo Bordonave. “Lo que hizo el gobernador está justificando un caso de emergencia en Cuernavaca. 

Entonces nos da la razón. Si Cuernavaca vive una emergencia en seguridad con el mando único, cómo quiere que aceptemos su modelo. Nosotros queremos nuestra Policía Municipal”.

Cuauhtémoc Blanco asumió funciones el 1 de enero. El 2, tras conocerse el asesinato de la presidenta del conurbado municipio de Temixco, la también recién llegada Gisela Mota, accedió por fin reunirse con Graco Ramírez, quien me narró así una parte del encuentro:

-Por primera vez le vi la cara al señor. Su comportamiento fue muy grosero. Es una persona irascible, ofensiva, sin ninguna experiencia política. Me dijo: “Te voy a romper la madre, porque yo tengo el apoyo del pueblo”. Que nos va a romper la madre a todos los que estemos en contra de sus decisiones.

Las bravatas del insurrecto Cuauhtémoc serían divertidas de no ser porque Cuernavaca y su zona urbana eran hace menos de un año la región más violenta de México, según el índice del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública. Con Temixco y Jiutepec, Cuernavaca sumaba 223 secuestros del 1 de diciembre de 2012 al 1 de septiembre del año pasado, según la organización Alto al secuestro.

En fin. Un gobernador que dice que no está para payasadas que podrían estar emparentadas con los grupos criminales. Un futbolista que ganó su elección con pocos votos, se siente traductor de los anhelos del pueblo y cree que batir a los delincuentes es como meterle un gol al “Conejo” Pérez. Una Suprema Corte que deberá dirimir otro increíble desacuerdo del Ejecutivo. Y una ciudad que hace cinco años vio surgir de la violencia y la muerte al estremecedor movimiento por la paz y la justicia, y que por lo pronto observa y guarda un prudente silencio.
Cuernavaca, de Javier Sicilia a Cuauhtémoc Blanco. Del estamos hasta la madre, al te voy a romper la madre.

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