Cuerno de la abundancia
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Este cuerno no ha podido dar la cornada a la exclusión.
La mayoría queda excluida de bienes básicos. Los satisfactores se concentran en minorías, con despojo generalizado. La abundancia se vuelve tumoral y no orgánica porque una docena de familias se quedan con las rebanadas grandes de la sandía, dejando el resto y las semillas para los demás.
Norte y centro tienen estadísticas que, aun insuficientes, resultan gloriosas comparadas con las del sur y sureste. La desigualdad es tonalidad que matiza todo el territorio nacional. El modelo económico, con estructuras de embudo, hace que algunos disfruten lo ancho y otros se amontonen en lo angosto.
La función pública se ha convertido en una primera clase del viaje nacional con amplitud, lujo, comodidad e ingreso exagerado. Y se suma corrupción e impunidad. Y, para completar la ensalada, hay ineptitud, milusos, aprendices e improvisadores.
Ni iniciativa ni privacidad tiene la abundancia del capital en el cuerno porque se vuelve especulativo, buscando que el dinero dé dinero sin producir, y se vuelve también golondrino porque viaja en busca de paraísos fiscales.
La inversión tiene que ser hecha por extranjeros que dejan un peso y se llevan cinco. Y la competitividad es sólo la mano de obra barata que resulta de un trabajo mal pagado, con salarios anticonstitucionales.
Por eso se da la huida, la fuga, la despedida, la emigración. El trabajo allá y el hogar acá. Soborno, túnel, coyotaje, mojada, salto sin garrocha para superar desierto, culebras, días de insolación y noches gélidas, migra voraz, hambre y sed para llegar a ganar sufriendo. Discriminación y deportación porque allá la ilegalidad es crimen.
Se anuncia continuar una deportación que pasa de solapada y silenciosa a montarse en orden ejecutiva para hacerse masiva y exhaustiva.
Y el muro y el retiro de apoyos y facilitaciones, de empresas y gratuidades, están sacudiendo y despertando a la omisión acomodaticia, acostumbrada a dependencias y alienaciones. Se tratará de dinamizar lo propio, de recuperar lo cedido, de abrirse a nuevas relaciones.
El cuerno debe dar cornadas a la ignorancia, a la miseria, a la irresponsabilidad, a la incuria, al malinchismo, y evitar que su historia siga siendo “lo que se le ha hecho a México”, sino “lo que México está logrando”.
Entonces recordaremos la escuela primaria en que conocimos la forma que tenía nuestro País en el mundo y los que vengan después encontrarán no un despojo, sino una reconstrucción. Es ahora el desafío…