Cuando la prudencia no se nos da
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Hablar y actuar en tiempo, en momento y en circunstancia es la mejor evidencia de una actitud prudencial. Se complica la prudencia cuando uno cree o se imagina que tiene la capacidad para hacerlo y se cae en errores gravísimos, en algunos casos que impactan a quienes nos rodean. Dentro del sistema aristotélico es el justo medio el que se tiene que buscar en cualquier actividad humana.
Como bien sabemos Aristóteles asienta la base de lo que hoy son las costumbres y el pensamiento occidental. En relación al sentido de la existencia humana afirma que el fin último del hombre es la felicidad, y la forma de lograrla es a través de la virtud, la virtud es la repetición constante de hábitos buenos y el vicio lo contrario. De tal manera que es el hombre virtuoso el que logra ser feliz.
Ahora bien,la virtud por excelencia para el Estagirita, no es precisamente la justicia; curiosamente es la prudencia ¿Por qué? Según Aristóteles en la Ética a Nicómaco, libro sexto, capítulo IV, la prudencia la posee el hombre que es capaz de deliberar y de juzgar de una manera conveniente sobre las cosas que pueden ser buenas y útiles para él, no bajo conceptos particulares¿Que es deliberar por lo tanto?
En principio, es hacer un ejercicio de reflexión. Darle vuelta una y otra vez a una situación antes de tomar una decisión. Se trata de visualizar los impactos y los beneficios de la acción que se va a realizar. En el caso de nuestro país, basta con ver las decisiones viscerales, hormonales, sentimentales o emocionales que se toman para saber que se parte de la imprudencia.
Deliberar es racionalizar las decisiones personales sobre todo cuando las mismas van a impactar a cualquier cantidad de personas, es sopesar las ventajas y desventajas en lo personal y en lo público. Es decir, tiene la capacidad de deliberar la persona que ésta en plenitud de sus facultades mentales (De la deliberación, Libro III, capítulo IV). Se delibera sobre lo que podemos y sobre lo que somos capaces de hacer.
Uno de mis alumnos, en esta semana me envío un video de Harald V de Noruega donde se dirige a su pueblo, la pieza es breve y sustanciosa y me parece que es un ejemplo de prudencia, tolerancia y de deliberación, comparto el contenido (…) “los noruegos son inmigrantes de Afganistán, Pakistán, Polonia, Suecia, Somalia o Siria. Mis abuelos emigraron de Dinamarca hace 110 años. No siempre es fácil decir de dónde venimos a que nacionalidad pertenecemos pero la casa es donde ésta el corazón que no siempre corresponde a las fronteras de los países”. El texto denota sensibilidad, reflexión, pero sobre todo una idea clara de lo que es la multiculturalidad, la pluralidad, el universalismo ético y líneas más adelante la diversidad. Para sintetizar, son palabras de un hombre prudente.
Les recuerdo ahora algunas frases del candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos Donald Trump, cuando habla del mismo tema. El 24 de febrero de 2015 cuando Alejandro González Iñarritu arrasó en los premios Oscar dijo:"México tuvo una gran noche en los Oscar. Y cómo no, si está acostumbrados a arrebatarnos lo nuestro más que ninguna otra nación". El 6 de marzo de 2015, dijo: "No quiero nada con México más que construir un muro impenetrable y que dejen de estafar a EU". El 11 de mayo de 2015 dijo: "México no se aprovechará más de nosotros. No tendrán más la frontera abierta. El más grande constructor del mundo soy yo y les voy a construir el muro más grande que jamás hayan visto. Y adivinen quién lo va a pagar: México".El16 de junio de 2015, en el discurso de lanzamiento de su candidatura para las primarias del Partido Republicano, dijo: "Cuando México nos manda gente, no nos mandan a los mejores. Nos mandan gente con un montón de problemas, que nos traen drogas, crimen, violadores".
La prudencia es una virtud cíclica, se practica de forma constante, para ser prudente por tanto hay que comenzar a ser racional, reflexivo y por supuesto a hablar y a vivir en clave de verdad, pero cuando no se nos da, ni yendo a bailar a Chalma.Por tanto, es imprudente el que no reflexiona, el que no racionaliza y sopesa las decisiones que va a tomar, el inconstante, el inmediatista, el poco virtuoso, el que no tiene valores, el que no tiene dominio de sí mismo, el que no se deja aconsejar, el necio, el que no cumple sus promesas, el que miente por quedar bien, el incoherente, el desleal, el que tiene un saber de ficción, el soberbio, el injusto, el desmemoriado, el que no es objetivo, el alucinado, el inseguro, el astuto, el que no ésta atento a la dignidad de los otros, el que no sabe que no sabe.
Los asesinatos masivos, las posesiones de quienes hoy detentan el poder, la salida y la llegada de nuevos servidores públicos, la invitación a personajes non gratos para la población en general, las reformas que de poco o nada han servido, los dobles discursos, la aplicación de la justicia para servidores públicos que se han enriquecido a costa del erario, la complicidad y los compadrazgos, todas las acciones donde no se han sopesado los pros y los contras de las tomas de decisión de quienes dirigen, coordinan y administran la nación, son una imprudencia. Lo mismo pasa con las constantes declaraciones del candidato republicano recién recibido por el presidente de nuestro país.
El asunto es sencillo, si no hay prudencia, no hay posibilidad de que haya virtud. Y dada la situación de violencia, agotamiento de modelos económicos y políticos, terrorismo, racismo, intolerancia, el poder económico en manos de unos cuantos y todo lo que experimenta la sociedad mundial en este momento, que atenta contra la dignidad humana, requierede hombres virtuosos, es decir personas que sitúen todas las cosas en el justo medio. Conectar lo que se piensa, lo que se dice con lo que se hace y tener en claro el impacto de nuestras acciones es sin lugar a dudas sinónimo de prudencia.