Coahuila: habrá ‘lluvia’ de candidatos
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Nuestra entidad, como es sabido, tiene un panorama electoral atípico: con media docena de partidos estatales, en ninguna otro Estado del País se cuenta con tantas opciones políticas como aquí, pues sumados los partidos locales a los nacionales dan un total de 15 fuerzas políticas en disputa por los votos.
Para fortuna de los electores, las dos principales fuerzas –PAN y PRI– decidieron aliarse –parcial o totalmente– con otros partidos nacionales y/o locales y eso ha generado que disminuya el número de aspirantes a los cargos de elección popular en disputa el próximo mes de junio.
Sin embargo, a quienes aspiran a representarnos por la vía de los partidos políticos –o de las coaliciones formadas por éstos– deben sumarse quienes decidieron contender recurriendo a la figura de la candidatura independiente, que no fuero pocos.
Así pues, de acuerdo con los cálculos preliminares, a partir del próximo mes de abril comenzarán a recorrer las calles y tocar puertas, ocho candidatos a Gobernador, los integrantes de 228 planillas de aspirantes a integrar los 38 ayuntamientos de la entidad y casi un centenar de candidatos a ocupar un asiento en el Congreso.
Adicionalmente, veremos en campaña a cerca de una treintena de fórmulas para el Congreso y planillas para los ayuntamientos que buscarán atraer el voto de los ciudadanos hacia la trinchera independiente, lo cual dará una cifra de alrededor de 360 candidaturas.
La cifra anterior, vale decir, es una que se alcanza considerando las planillas de candidatos a integrar los ayuntamientos como una candidatura unipersonal, pero dado que se trata de conjuntos de personas, lo cierto es que varios cientos más de ciudadanos coahuilenses habrán de alcanzar el estatus de candidatos en las próximas semanas.
En términos de cantidad, pues, parece que los electores no podríamos quejarnos: habrá suficientes opciones –“tradicionales” y “no tradicionales”– para escoger a quien o quienes consideremos que mejor representarán nuestros intereses durante los próximos años.
Habrá que ver si la variedad implica una mejoría en términos de calidad, pues ése ha sido justamente el problema histórico: puede que haya muchos candidatos, pero eso no necesariamente implica que los ciudadanos estemos ante la posibilidad de escoger a la mejor persona para representarnos.
Por regla general, la realidad a la cual las distintas fuerzas políticas nos han enfrentado es la poco halagüeña de escoger al “menos malo” de los candidatos, pues en realidad no suelen existir razones para entusiasmarse con ninguna de las opciones a la vista.
Y el hecho de que ahora exista un mayor número de candidatos independientes tampoco sirve para documentar el optimismo, pues tal como ha sido la regla general hasta ahora, la “independencia” de quienes más figuran en este apartado se encuentra en duda.
Esperemos, pese a todo, que la “lluvia” de candidaturas que estamos por experimentar sirva para ver con entusiasmo el proceso electoral.