Catorce meses con vacío de poder en Coahuila; aprovechamos, o inician Los Juegos del Hambre
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Desde junio Coahuila vive un fenómeno inédito en su historia contemporánea que, técnicamente, no concluirá hasta julio de 2018: no hay certeza de quién monopoliza la fuerza pública. Más fácil: no se sabe quién es la mano que mece la cuna.
Al impasse democrático que dejó la reciente jornada electoral hay que sumar otros factores que, en conjunto, enrarecerán el ambiente político y provocarán un vacío de poder.
Primero, ¿qué pasaría si, atendiendo el Dictamen de Fiscalización del INE y aplicando el 41 constitucional a rajatabla –como se analizó aquí la semana pasada– el Tribunal Electoral anula las elecciones de Gobernador en Coahuila y por consecuencia revoca la constancia de mayoría de Miguel Riquelme?
Evidentemente habría comicios extraordinarios y, debido a la sanción, el PRI estaría obligado a postular otro aspirante, siendo el candidato natural Jesús Berino. ¿O entonces para qué lo validaron como precandidato en su día?
Este, no obstante, es el camino más rápido hacia la legalidad y la legitimidad que, tentativamente, ocurriría los últimos días de agosto.
De no suceder así, habría que esperar entonces la calificación del Tribunal Electoral de Coahuila primero, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación después, acerca de una eventual invalidez de la elección, lo cual puede retardarse legalmente hasta el 30 de noviembre.
Y es ahí donde se hace bolas el engrudo.
Como Rubén Moreira termina su mandato el 30 de noviembre precisamente, el Congreso del Estado (la Legislatura actual, no los diputados electos) estaría obligado a nombrar un Gobernador Interino que terminaría su ejercicio hasta que tome posesión el ganador de la nueva contienda, lo cual puede prolongarse hasta la segunda quincena de enero considerando el antecedente de Colima en 2015.
La responsabilidad, evidentemente, no es cualquier cosa. Cabe señalar que al último Gobernador Interino que tuvo Coahuila, Jorge Torres, actualmente lo busca la DEA por delitos cometidos en ese periodo.
Ahora bien, existe un ingreso estimado para la entidad independientemente de quien ocupe la silla de Palacio de Gobierno, y hasta proyecciones presupuestales de la Secretaría de Finanzas para los próximos cuatro años; sin embargo, el tiempo de la nulidad es determinante por una cuestión: saber quién gestionará el Presupuesto de Egresos de Coahuila para 2018.
Tengo una hipótesis: el Gobernador Interino negociará un presupuesto que no ejecutará y el Gobernador Electo ejecutará un presupuesto que no negoció. De tal forma tendremos un año en piloto automático, administrando la crisis.
Y no sólo eso. El 1 de noviembre de 2017 inicia el proceso electoral para renovar los ayuntamientos de un año en la jornada del 1 de julio de 2018. Debido a lo anterior, los partidos políticos deberán expedir convocatorias a más tardar el 21 de diciembre, y 80 días después de iniciado el proceso electoral, es decir, el 20 de enero, comenzarán las precampañas de 40 días.
Visto de otra forma: a 20 días de haber tomado posesión los alcaldes por un año que acaban de ser electos, ya habrá otros registrados para ocupar la silla por tres años, con la posibilidad de reelegirse para el periodo inmediato.
La expectativa de renovación será tan grande que, a partir del segundo trimestre de su gestión municipal, ninguna atención tendrán los alcaldes por un año. ¿Quién querría negociar con alguien que, a los 20 días de asumir el cargo, ya es un cadáver político? Por otro lado, ¿qué garantías otorga negociar con un candidato que antes del 1 de julio no tiene autoridad, pues aún no lo respalda la voluntad popular de la mayoría?
¿Qué significa eso? Sencillo: vacío de poder.
CORTITA Y AL PIE
Es importante aclarar que la trasmisión del Poder Ejecutivo podría iniciarse ya, pues el artículo 24 de la Ley de Entrega-Recepción del Estado y Municipios de Coahuila faculta para que un Gobernador Electo, simplemente validado por el IEPC (no el IEC pues no han actualizado la Ley desde 2013), pueda participar en el acto, lo cual es una contradicción pues el proceso electoral no termina hasta que se haya resuelto el último recurso de impugnación y se declare la validez de la elección.
Sería irresponsable, por tanto, iniciar la entrega-recepción en las condiciones actuales. Pero también sería irresponsable no iniciar la entrega-recepción. En resumen: incertidumbre y vacío de poder.
LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS
Por lo demás, ¿es negativo que luego de 12 años de “Moreirato” haya un vacío de poder en este momento en Coahuila?
Absolutamente no. Al contrario, es una oportunidad que puede aprovechar, y llenar, la sociedad organizada. Como nunca antes el espacio público está libre. Úselo. Aprópiese de él. Es suyo.
De lo contrario, 14 meses sin certeza jurídica son propicios para que comiencen Los Juegos del Hambre.
@luiscarlosplata