Cara o cruz, águila o sol
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Sí La moneda está en el aire.
Aguila o sol. Cara o cruz. El pinto o el colorado. Es la encrucijada. La disyuntiva. Sólo a unas horas de distancia. Un continuismo con experiencia política o una plutocracia de recetas drásticas. Estamos casi en el dintel de la elección vecina. Una evolución no muy atrayente o una revolución no muy aceptable. Un intento tímido de confluencia en lo diverso o un descarte que busca grandeza excluyente.
El elector tiene la tentación de la abstención. No le convence a muchos el levantamiento de muros fronterizos, raciales, económicos, culturales ni los entusiasma un “más de lo mismo”, con promesas que se ven inciertas.
Los programas han sido sólo un apéndice del enfrentamiento de personalidades, de vidas privadas desprivatizadas en exhibición, denuncia y hasta amenazas más o menos reciprocas. Apareció lo vergonzoso y lo descuidado, la astucia irresponsable y los errores confesados. La descalificación del adversario fue la tónica predominante de peroraciones y debates. Quedaron a la vista de todos un incapaz (como lo llama Barack) y una disimuladora (como la llama Donald).
No ha sido ni caballeresca ni deportiva la lid. Los gritos y los sombrerazos, como se dice por acá, fueron superados por las acusaciones directas que cancelaron cualquier respeto del oponente como servidor de la comunidad. Cada uno se encargó de presentar al otro como no merecedor de voto alguno. Las sinuosidades de las gráficas estadísticas, sin embargo, se fueron acercando hasta eso que llaman empate técnico.
Los dos escenarios son posibles. Los márgenes de victoria en cualquier dirección se atisban como mínimos. Esto supone un próximo futuro de división en la ciudadanía de ese país. El contrapeso camaral será indispensable si se da un Poder Ejecutivo y una comandancia militar a un sujeto temperamental acostumbrado a los logros del poder económico, con trayectoria comprobada de actitudes no integradoras. La otra opción necesitará unos primeros 100 días estelares para despertar el entusiasmo que no se acentuó mucho en la campaña.
Los catarros anunciados de allá ya han causado un síndrome pulmonar de devaluaciones y alarmas acá por muro anunciado y tratado restringido, impuestos aduanales y otros fantasmas del permanente “jálouin” de imaginarias trompadas del neolibertinaje republicano.
Sigue dando vueltas ya la moneda en el aire. Los encuestadores se irán enredando en el estropajo de sus contradicciones adivinatorias. Manejarán los muestreos como si fueran encuestas y serán víctimas de la voluble respuesta de electores perplejos, titubeantes e indecisos.
El martes caerá la moneda al suelo. Acá si es la cara, nos saldrá cara y si es la cruz, será pesada. Si es águila será sin vuelo y si es sol, será eclipsado. Lo menos peor de allá amenaza con ser lo pésimo acá.