Café Montaigne 1
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“Bajo mis penas tengo una ciudad”, dice un verso célebre y puntual del poeta de origen sirio, y libanés por adopción, Adonis (Ali Ahmad Said Esber, 1930). Su nombre figura cada año en las quinielas para ganar el Premio Nobel de Literatura. No le hace falta ganarlo. No, luego de lo de Dylan. Adonis es considerado uno de los autores más importantes en lengua árabe en el mundo contemporáneo. Pocos como él han criticado con su palabra, sus juicios de valor y su estatura moral, las carnicerías y crímenes perpetrados en nombre de Alá y el Corán, en esa región siempre convulsa donde hoy habita el Estado Islámico (EI o el ISIS por sus siglas en inglés). De hecho, no tibio, sino caliente, fue de los pocos o el único que criticó puntualmente la supuesta bonanza y “libertad” de aquello conocido como “Primavera Árabe” en 2010.
Hace poco todavía lo reafirmó sin tapujos: “La Primavera Árabe se ha transformado en una pesadilla… La sublevación contra la tiranía precipitó nuevas formas de tiranía…” (Diario ABC, 2016). La ansiada democracia fue fruto de un día. Hoy, la vida ha retrocedido en estos lugares del Oriente y aun en Europa (Bélgica, Francia, España…) a niveles brutales de salvajismo y carnicerías… igual que en México. En Turquía, ya no hay medios de comunicación libres. Y aquí nació eso, la mentada “Primavera Árabe”.
Vamos una vez más, y como siempre, camino a la desdicha. Nadie dice nada. Estamos ciegos, sordos y mudos. Las tres A, la triple A es nuestra condena aquí: Aguas Blancas, Allende y Ayotzinapa. Buscamos denodadamente a inocentes 43 estudiantes de una Escuela Normal Rural y encontramos una fosa con… más de 116 cuerpos en una sepultura irregular o clandestina en Tetelcingo, Morelos (mayo de 2016). El terror. El terror que ha nadie conmueve ya para desgracia de todos.
Nadie desaparece por que sí. Así de sencillo. Salvo en el Oriente o en México; aquí hay más de 30 mil desaparecidos, según el maestro Javier Sicilia, a quien le mataron a su hijo, precisamente en Morelos, y al matarlo, liquidaron una parte de su alma. Hoy, en esta misma porción de México, de una fosa irregular se siguen exhumando cuerpos a granel. La policía hablaba de 150 cuerpos, el fiscal Javier Pérez Durón decía 116. Ellos mismos los enterraron en parte. 32 cuerpos son nada. Hay disenso en cifras. Cifras, números para el Gobierno; no seres humanos. El cinismo de las autoridades. Las masacres se siguen sucediendo, como aquélla de San Fernando, Tamaulipas, o Allende, Coahuila; y no hay culpables. Tampoco nadie renuncia.
Esquina-bajan
Según datos de la ONU, más de seis mil desaparecidos en el país, son menores de 18 años. El futuro roto. Las últimas cifras en Coahuila, para contextualizar esto y agregar eso que ahora llaman “datos duros”, son las siguientes: según el Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas, en Coahuila hay mil 471 personas desaparecidas y/o no localizadas entre 2006 y 2015. Según datos de la Subprocuraduría de Personas Desaparecidas y no Localizadas del Estado, para el mismo periodo tiene un registro de mil 686 desaparecidos. Igual, en este periodo, hay denuncias por el orden de las 4 mil 766 desapariciones. Pero, como a nivel nacional sucede, a nivel doméstico sigue sin haber culpables en la masacre de Allende y Piedras Negras.
¿Hay alguna diferencia con el terror del EI en Oriente? Ninguna. Lo dice claramente un poeta y no un analista político: “A Alí lo arrojaron a un pozo que taparon con paja,/ mientras el sol se alejaba cargado con sus muertos”. Adonis tiene razón. Los poetas, que son profetas, siempre tienen la razón. En México seguimos cargando con nuestros muertos. Un Informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha señalado que de las más de 23 mil personas desaparecidas en México entre el periodo de 2006 a 2014, más de seis mil son niñas y adolescentes menores de 18 años. El balance se realizó con base en oficios y datos legales del Gobierno. Son parte del Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas de la Secretaría de Gobernación. Exactamente son 6 mil 725 niños desaparecidos (2006 a 2014), el 30 por ciento de las personas desaparecidas.
El poeta sirio Adonis fue encarcelado en su juventud. Dejó de creer en Dios, en Alá. Con la inteligencia y pregón de fuego que le caracterizan, ha criticado los regímenes musulmanes que pulverizan ciudadanos y los desaparecen en ácido o con bombas, inmolándose con la promesa de un paraíso en compañía de Alá, rodeados de ninfas púberes. El poeta Adonis vive entre libros. Su cabello blanco anuncia el invierno de su vida. Su amplia biblioteca y departamento en París lo mantienen a salvo de la ignorancia, maledicencia, estulticia y violencia que todo toca. Obligado leer y releer a este poeta que trae la verdad en su palabra. En su libro “Éste es mi Nombre”, deletrea: “Aún no ha llegado mi hora, pero el cementerio del mundo ya está aquí”.
Letras minúsculas
El cementerio está aquí y ahora en Allende, Coahuila; en Ayotzinapa, en Turquía; en Alepo, Siria...