Cada vez son más los treintañeros que no quieren abandonar la casa de sus padres
Entre los jóvenes maduros la idea de independizarse de sus padres ha perdido poder de seducción
Lejos quedó la idea setentera: "A la primer oportunidad, me voy", porque al contrario, estos jóvenes despliegan un suculento repertorio de causas que justifican la demora. "¿Que por qué no vivo sola? ¿Sabes cuánto gano?", pregunta Laura Suárez, de 31 años. "Para qué me voy si en mi casa vivo a gusto, es más, a mis papás ni los veo y puedo llevar a mi novia", dice Ángel Sánchez, de 33 años. "Soy la que se hace cargo de mi mamá, ella nunca trabajó y yo mantengo la casa", dice Adriana Cervantes, de 37 años.
La permanencia en casa de los treintones no es un fenómeno mexicano. En Estados Unidos cerca de 18 millones de adultos entre los 18 y 34 años de edad viven con sus padres, según datos del 2000 de la Oficina del Censo de EU.
En México, la encuesta del IMJ revela que 50.7 por ciento de los jóvenes no han pensado en salir de la casa paterna porque se sienten a gusto con sus papás. Mientras que 36.7 por ciento que sale del hogar paterno regresa a vivir de nueva cuenta por: la terminación del periodo de estudios o trabajo, seguidos por el divorcio o la separación de pareja, la imposibilidad de mantenerse económicamente o por sentirse solos.
Lapsos largos de formación profesional
Para Islas la formación profesional es otra de las causas de retención en el hogar. "Los jóvenes que están terminando licenciatura buscan trabajo y al no encontrarlo regresan a la escuela, primero a titularse, después hacen maestría y vuelven a intentar emplearse, pero este es el proceso de transición más perverso porque arroja jóvenes de clase media y alta que nunca han trabajado".
Entonces al no tener opciones para independizarse no les queda otra más que aguantarse y seguir con la familia, tal vez con menos restricciones que un adolescente, pero sí con muchas para desarrollarse, explica Islas.
Existe el caso donde los hijos se hacen cargo de sus hogares y de los padres a manera de herencia. "Aquí se revierte el asunto, los padres llegan a la casa de los treintones. Y es un fenómeno que tiende a recrudecerse porque las expectativas de vida son mayores pero la edad productiva es menor. Se estima que entre 2010 y 2030 los padres se conviertan cada vez más en una carga para los hijos", dice.
Pero a Adriana Cervantes, de 37 años, no le pesa mantener a su mamá, lo hace con gusto. "Me siento como Tita, la protagonista de la película Como agua para chocolate, pero lo hago con gusto. Lo menos que puedo hacer por mi mamá es regresarle todo lo que me dio", argumenta.
Ampliación del periodo juvenil
Los especialistas coinciden en que el periodo de juventud se extendió. Liz Basañez, terapeuta, piensa que se trata de un síndrome de Peter Pan, es decir, los jóvenes viven un proceso de adolescencia tardía y se niegan a crecer.
Mientras que para Antonio Islas, investigador social, la juventud termina hasta los 35 años.
"Ahora ves a un joven de 30 ó 35 años que se comporta como adolescente tardío que sigue en fiestas, no tiene hijos y no se ha casado y sigue viviendo con su familia".
Asegura que las familias se han adaptado a vivir con treintones. "Los papás han aprendido a convivir con un adulto porque a pesar de todas las broncas en la única institución que se sigue confiando en México, es en la familia".