Aprende a dar tu opinión sin ofender
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En esta edición de LIFEadvice, la instructora Kim comparte seis factores a tener en cuenta antes de opinar o corregir la conducta de otra persona para asegurarse de hacerlo sin ego ni enojo
Hace poco vi a una persona cercana y querida maltratar mucho a otra persona querida. Me enojó mucho.
Noté que cuanto más pensaba en eso más enojo sentía. Finalmente decidí que tenía que decir algo porque estaba mal y si nadie iba a hacerse cargo, tenía que hacerlo yo.
Puse a la persona en su lugar, y admito que quizás fui un poco duro, pero sentí que era lo correcto. Ahora la gente me dice que no debería haber dicho nada.
Entonces me pregunto: ¿qué sería lo correcto? ¿Debemos alzar la voz y defender a los demás del maltrato o quedarnos callados?
Respuesta:
La respuesta es… depende.
Depende de varios factores importantes, pero antes de decirte cuáles son, quiero cerciorarme de que entiendes que la mayoría de la gente cree que sólo hay dos formas de reaccionar al maltrato. Son:
1) Dejar que la cosa siga (e incluso permitir que te pasen por arriba a ti o a otras personas) porque tienes miedo de ser poco amable o maleducado por protestar).
En este caso, puede que peques de altruista, pero también sientas que estás siendo amable y cariñoso. Quienes hacen esto suelen autodenominarse “excesivamente amables”, pero por lo general se trata de tener miedo de lastimar a los demás. Uno preferiría sufrir maltratos y que lo pisoteen a alzar la voz y arriesgarse a herir los sentimientos de los demás y desagradarles.
2) Alzas la voz y te defiendes o defiendes a otros, porque es más importante ser fuerte y tener razón que ser amable o amoroso.
En este caso, tiendes a ser excesivamente egoísta y fuerte, pero a veces eres demasiado duro y poco amable. Eso te parece bien porque ves a la otra persona como una amenaza para ti o los demás.
Tal vez la gente diga que eres brusco, pero la cosa va más allá de tener la suficiente fuerza para ser sincero, porque muchas veces todo proviene del ego y hasta del placer de tener razón. Quizás te parezca mejor pecar de brusco y malo que ser un felpudo.
Piensa un momento en esas dos opciones. ¿Crees a nivel subconsciente que son tus únicas dos opciones? Me gustaría presentarte una tercera.
3) Esto es lo que llamo “el camino intermedio”. Básicamente, tomas la parte amorosa (de la perspectiva “más débil”) y la fuerza (de la perspectiva “mala”) y las unes. Aprendes a ser fuerte y cariñoso también al mismo tiempo.
Este enfoque consiste en alzar la voz, pero hacerlo de manera amable, para levantar el ánimo, honrando el valor de ambas partes al mismo tiempo.
Para encontrar el “camino intermedio”, debes aprender a acallar tu miedo y partir de un espacio de confianza y amor.
Este camino puede ser territorio desconocido para ti si nunca tuviste un padre o modelo que se comportase de esa forma. Puede que necesites ciertas instrucciones o adquirir habilidades sociales para transitarlo.
Los siguientes son seis factores a tener en cuenta si vas a dar tu opinión o defenderte del maltrato como corresponde.
Debes confiar en el valor infinito, absoluto e igual de cada ser humano en este planeta.
Esto significa estar muy al tanto de que, a pesar de los errores que el otro pueda haber cometido, esa persona sigue valiendo lo mismo para ti. Eso significa que no serás condescendiente con ella ni la tratarás como si valiera menos que tú. No se trata de ser amable, sino preciso.
Tal vez no hayas cometido este error, pero sí otros. Bájate del pedestal y asegúrate de hablar con la persona como un par y un igual, respetando su valor e incluso validándolo.
Debes recordar que la vida es un aula y que lo que pasó —el motivo por el que ocurrió— es para darle a alguien (o a todos los involucrados) una lección sobre fuerza, sabiduría o amor.
Todo lo que sucede puede entenderse así (si escoges esta perspectiva).
Puede haber un propósito y un sentido en cada experiencia y tu tarea principal, entonces, es descubrir qué lección tienes para aprender en este caso, antes de concentrarte en darle una lección a otra persona.
A veces, serás quien enseñe y estarás en posición de dar opinión, pero a veces tú serás quien aprenda. Entonces, antes de ponerte en el rol de profesor y corregir a otra persona, asegúrate de haber entendido cómo esta situación puede volverte más madura, sabia o cariñosa. Descubre qué lección hay para ti primero.
Cerciórate de que realmente tengas que enseñarle esta lección al otro.
¿Es algo que realmente te incumbe? Si sientes sinceramente que sí, pasa al cuarto consejo.
¿Cómo Dios o el universo desean o esperen que des esta opinión?
¿Alguna vez podría ser lo correcto ser brusco o malo? ¿O tendría más sentido tratar esto con amor, respeto y validación?
En mi sitio web hay una evaluación (en inglés) que te muestra en un papel tu tendencia subconsciente al comportamiento malo y/o débil y codependiente. Quizás te resulte interesante ver para qué lado tiendes de manera inconsciente.
¿Esta persona estaría más abierta a aprender, crecer o cambiar con esta experiencia si se la tratara con respeto y amor?
A veces, cuando una opinión se siente como un ataque, se levantan paredes y la gente se pone a la defensiva. Cuando ocurre esto, es menos probable que alguien aprenda algo.
Cuando la gente se pone a la defensiva, se atrinchera y defiende lo que hizo mal porque ahora el ataque va contra su valor como persona. Quien esté así no se mostrará abierto a aprender nada.
Para crear un espacio en el que el otro se sienta lo suficientemente seguro para aprender y crecer, primero esa persona debe sentir que la validan y que importa. Debes hacerle sentir que vale algo, y luego preguntarle si podrías darle una opinión.
Échate un vistazo y asegúrate de partir de un punto de amor hacia todos los involucrados, y no juzgar ni criticar.
Cerciórate de que no te crees mejor que nadie. Asegúrate de que tu intención sea ayudar al otro a ser más fuerte, más sabio o más cariñoso, y que la opinión busque ayudarlos, no condenarlos.
Tu pregunta original fue: ¿Debemos alzar la voz y defender a los demás del maltrato o quedarnos callados?
Mi respuesta es SÍ, debes alzar la voz si puedes hacerlo, con los seis factores anteriormente mencionados como guía. Si no eres la persona correcta o no puedes hacerlo bien, entonces deberías optar por el silencio hasta que seas capaz.
Esto significa que en aquellos casos donde valorar la relación que tienes con el otro y desees tener una relación sana, quizás primero hagas a un lado tu enojo y tu ego, para no destruir el vínculo.