¿Amenaza la violencia nuevamente a Coahuila?
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Quienes tienen a cargo las instituciones de seguridad deben ofrecer una explicación puntual, completa y creíble sobre los hechos violentos registrados en el Estado
Como se ha reportado en las últimas semanas, diversos sucesos de violencia han marcado la historia cotidiana de Coahuila y ello hace temer el resurgimiento de la violencia generalizada que padecimos hace algunos años y a la cual nadie desea volver.
Justamente por ello es que los hechos que parecieran indicar, si no el retorno, al menos la aproximación a esa realidad, no deben ser soslayados ni minimizados en importancia, pues en ello puede correrse el error de bajar la guardia y relajar la estrategia.
En este sentido, las autoridades de todos los órdenes de Gobierno deben ser claras al momento de ofrecer a la sociedad el diagnóstico sobre lo que está ocurriendo, pues sólo de esa manera pueden esperar que los ciudadanos asumamos la parte de responsabilidad que nos corresponde y colaboremos en el sostenimiento de las condiciones que han permitido el relativo retorno de la tranquilidad a nuestras calles.
El comentario viene al caso a propósito de los hechos de violencia registrados el fin de semana anterior, en la región Laguna de nuestra entidad, en donde el cuerpo de una mujer apareció envuelto en una bolsa plástica y las autoridades reportaron haber abatido al “cabecilla” del grupo delincuencia conocido como Cártel de Sinaloa.
El cuerpo hallado en un ejido del municipio de Matamoros pareciera presentar signos de que la víctima habría sido ejecutada con el estilo del crimen organizado, además de que la forma en la cual fue abandonado el cuerpo, constituye otro indicio en ese sentido.
La víctima del fin de semana se suma a la media docena de homicidios violentos que se han registrado en la región Sureste de Coahuila en las últimas semanas, hechos que encajan con las advertencias realizadas por las autoridades estatales en el sentido de que grupos delincuenciales estarían tratando de hacerse del control del territorio estatal.
¿Qué tan grave es la situación? ¿Qué tan potencialmente violentos son estos grupos delictivos? ¿Estamos ante un riesgo similar al que representaron los enfrentamientos entre grupos rivales hace unos años?
Cada una de las preguntas anteriores debería contar con una respuesta puntual por parte de quienes tienen a su cargo las instituciones de seguridad y, por ende, cuentan con la información –o deberían contar con ella– para realizar un diagnóstico objetivo de la situación.
El problema es que hasta ahora, tanto el secretario de Gobierno, Víctor Zamora, como el procurador de Justicia, Homero Ramos, no han ofrecido sino respuestas ambiguas a estas preguntas y eso, lejos de tranquilizar a la población, tan sólo alimenta la especulación respecto de los riesgos que corremos de cara a los próximos meses.
Resulta deseable, por ello, que nuestros funcionarios ofrezcan pronto una explicación puntual, completa y creíble de lo que está ocurriendo, pues mientras no se proporcione información suficiente, los ciudadanos estamos en la libertad de especular respecto de la situación y eso no tranquilizará a nadie.