Al Qaeda vs ISIS: Después del califato
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La primera gran operación antiterrorista iniciada por Trump no fue contra ISIS, sino contra una rama de Al Qaeda, la de Yemen. Hay, aparentemente, la evaluación de que el foco se ha cargado demasiado sobre ISIS y que esta situación ha sido aprovechada por Al Qaeda, su organización madre, la cual ha venido paulatinamente recuperando fuerza. Y sí, en el campo de la jihad hay una competencia feroz desde hace años. Si bien ISIS formaba parte de la red de Al Qaeda, tras su ruptura con ésta en 2014, las dos organizaciones pelean por recursos, por reclutas, combaten físicamente por territorios y zonas de influencia y, sobre todo, por relevancia.
Aunque la meta de ambas organizaciones es el establecimiento de un califato global, entre ISIS y Al Qaeda hay una diferencia estratégica central. Al Qaeda, desde tiempos de Bin Laden, pensaba que no era conveniente conquistar territorios y fundar pseudo-estados, ya que eso atrae ejércitos, visibilizaba a las fuerzas jihadistas y las hace más vulnerables. Zarqawi, el padre de la rama que hoy conocemos como ISIS, pensaba distinto. En su visión, la toma de territorios y la fundación del califato eran el primer paso. El segundo era expandirlo. Sin embargo, Zarqawi siempre se sujetó a la autoridad de Bin Laden, y no fue sino hasta que los dos estuvieron muertos cuando se produce la ruptura entre ambas agrupaciones.
Ahora bien, el mayor éxito de ISIS frente a Al Qaeda, en términos de proyección de fuerza y capacidad de atracción, fue precisamente el haber fundado el califato en 2014. ISIS, a diferencia de Al Qaeda, no solo prometía, sino cumplía.
El “Estado Islámico” era “real”. La cuestión, sin embargo, es que quizás Bin Laden no estaba del todo equivocado. La lucha de Al Qaeda era mucho más paciente. Y mientras ISIS atraía a los mayores ejércitos de la región y del planeta y se disponía a resistir bombardeos y a combatir a coaliciones de múltiples potencias, Al Qaeda, siguió echando raíces.
El resultado es que ISIS, en efecto, ha estado perdiendo sus posesiones territoriales más importantes. Las rutas para abastecer de combatientes y provisiones a esa agrupación han sido cortadas. Así que, como se esperaba, el califato como tal, va a colapsar.
Aquí la paradoja es que ISIS no se basó exclusivamente en el camino trazado por Zarkawi, sino que, de hecho, aprendió muy bien todo lo que Al Qaeda, su organización madre, le enseñó. Si bien es cierto que Bagdadi funda el califato y enfoca sus estrategias en la operación de ese pseudo-Estado, de manera paralela, ISIS siembra raíces en al menos otros 26 países, raíces que van a persistir más allá del momento en que ISIS pierda su último bastión en Siria e Irak. Por lo tanto, la guerra y la competencia en el campo de la jihad están destinadas a continuar.
Lo que nos tiene que hacer reflexionar es que estamos ya a casi 16 años de los atentados de 2001. Se sigue combatiendo —y mediante básicamente los mismos métodos— no ya solo a la misma organización que los perpetró, sino a una de sus escisiones que hoy le ha arrebatado el liderazgo y los reflectores. Ahora, en esta nueva fase en la que el califato de ISIS se desmorona, habrá que observar primero cuál será el nuevo panorama de la lucha entre ambas redes terroristas; segundo, lo que ocurrirá con sus múltiples ramas, si mantendrán o modificarán sus lealtades o se escindirán en vías alternas, y tercero, hacia dónde irán o cómo se manifestarán las decenas de miles de seguidores de una u otra opción, quienes continúan buscando banderas que arropar, así como algo que aporte sentido a sus vidas y a sus convicciones.
Twitter: @maurimm