Agricultura familiar
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Al doctor en Psiquiatría Juan Ramón De la Fuente le bastó observar las elecciones primarias de Estados Unidos, que arrancaron el 1 de febrero del presente año con debates entre los contendientes a la Presidencia de Estados Unidos de América, para publicar (El Universal 18/04/2016) su diagnóstico: “la personalidad de Donald Trump es la de un narcisista patológico de libro de texto… en el momento en que pierda su confianza se apagará su energía”.
Imagine usted, querido lector, tener un perfil de personalidad de los candidatos presidenciales y los candidatos a las gubernaturas y alcaldías. Saber de antemano qué tan malsanos y viciados son, su nivel de desequilibrio, nivel de control interpersonal, nivel de sobrecompensación, aquí es donde tiran la Ética por la borda y se instalan, sin distinción de colores partidistas, en la corrupción sin remordimiento alguno.
¿Cuáles niveles de violación han sido la constante en su trayectoria de vida, niveles de pensamiento delirante y conducta compulsiva, nivel de destructividad patológica?
¿Cuál es su temor básico, su deseo básico, su sentido de sí mismo, la queja oculta, mecanismos de defensa claves, tentación característica, vicio característico, virtud característica, motivador clave, factores de equilibrio?
Hay que hacer debatir a los candidatos y que el doctor De la Fuente, ganador del Premio de Investigación de la Academia Mexicana de las Ciencias (1989) y presidente de la misma (1996-97) los observe con visión clínica, para tener una idea más clara: en manos de quién ponemos el presente y el futuro de México, sus estados y municipios. A quién entregamos nuestros impuestos: si en manos que administran para el progreso del País y sus ciudadanos o uñas que roban y amigos que en verdad son enemigos de 123 millones de mexicanos.
No estaría de más inyectarles pentotal sódico, llamado “suero de la verdad” y vacunarlos, del partido y color que sean, contra comportamientos de simulación, demagogia y cinismo.
Otra credencial que nos hace confiar en el doctor De la Fuente es que cuando fue Secretario de Salud, resistió ecuánime los chistoretes del entonces presidente Ernesto Zedillo, egresado de Harvard con doctorado en Economía, pero que nos dejó hasta sin ferrocarril. Recordará usted, querido lector, que sus chistoretes eran insufribles.
Como dato complementario al tema inicial. En la mitología griega y romana, Narciso muere por la preocupación patológica que tiene de sí mismo y su pretendida superioridad y excelencia. Las características de ese trastorno de personalidad son: creerse con el derecho de tratar a los demás con desprecio. No les interesan los otros ni el otro. Su lenguaje está lleno de calificativos superlativos y contradicciones: adoro a las mujeres… construiré un muro maravilloso… todo lo hecho por Clinton y Obama (del Partido Demócrata) es un desastre. Si la persona que tiene enfrente no se inmuta ante su intimidación, los narcisistas se enfadan, se ponen a la defensiva o se deprimen. También pueden tergiversar la conversación para crear confusión mientras se les ocurre otro ataque.
¡Decídete a ser feliz hoy!
@_A_lfonsina