A 35 días, ¿cómo convencer a los indecisos?
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En ninguna democracia sería ideal que la población prefiriera no participar ante la falta de convencimiento de los contendientes
Estamos a poco más de un mes de llevarse a cabo las elecciones en Coahuila. Una campaña que pese a ser considerada con tintes históricos por elementos que hacen presuponerlo, aún no ha amarrado con el electorado.
En este espacio hemos reseñado la importancia y las dudas que despiertan las encuestas en torno a todo proceso electoral.
Pese a que es ineludible decir que han fallado en los últimos grandes procesos en el mundo, incluyendo crasos errores en procesos electorales en México, no se les puede soslayar.
Número van y vienen sobre las preferencias electorales. En lo que básicamente coinciden todos los ejercicios de medición de opinión es una cosa: los comicios serán muy reñidos.
Por tomar la última cifra publicada, el diario Reforma divulgó el pasado miércoles una encuesta en donde más allá de los resultados de los contendientes, surge un número interesante: los indecisos.
Si consideráramos a estos como una opción, ésta sería la tercera con mayor vigor.
Por ende, esa franja de coahuilenses será un factor primordial en la definición de quién será el nuevo Gobernador.
Según las mediciones del rotativo con orígenes regiomontanos, hoy en día, el 17 por ciento de los coahuilenses aún no define por quién votará.
Ese número se mantiene en una tendencia similar en otros ejercicios realizados por diferentes medios o casas encuestadoras.
Con la danza de cifras en torno a las preferencias, nos debiera quedar claro algo: la elección parece no estar definida.
¿Cómo le harán los partidos para convencer a este sector de la población coahuilense que aún duda por quién votar?
Esta semana habrá una nueva oportunidad para buscar “atrapar” a esos electores que aún analizan a quién otorgar su voto.
A casi un mes de que terminen las campañas habrá un último debate oficial organizado por el árbitro electoral.
El próximo jueves veremos un nuevo ejercicio de presentación de los candidatos –ojalá que sea de planteamientos, propuestas y un verdadero debate sobre las principales problemáticas y fortalezas del Estado-, en el que debieran apelar por convencer a esos electores indecisos.
La semana pasada en estas páginas reseñábamos cómo se puede correr el riesgo de que el desencanto por la democracia permee de mayor manera entre la población.
Ante ello, los partidos y los candidatos deberán acelerar en el proceso de “hacerle un guiño” al electorado.
Aunque aún queda un mes de campaña –que podría parecer eterno ante el ruido que provocan-, el margen para convencer se va cerrando.
Para nadie sería deseable que los niveles de abstencionismo aumentaran para este proceso. En ninguna democracia sería ideal que la población prefiriera no participar ante la falta de convencimiento de los contendientes.
Esta semana, los candidatos tienen una nueva oportunidad de alejar ese fantasma.
Ojalá que lo comprendan.