Anders Breivik, ¿Asesino temible o enfermo mental?
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El asesino de Oslo se ha fabricado un mundo donde es justo y correcto matar. ¿A la cárcel o al psiquiátrico? Ésa es la principal cuestión que deberán decidir los jueces
El abogado defensor había advertido de que se iban a escuchar declaraciones dolorosas, impactantes. Y tenía razón. "Fue por el bien, no por maldad, aun cuando los métodos fueron brutales", dijo el autor del atentado y la masacre en Noruega el año pasado, Anders Behring Breivik.
Breivik se revela también como un hombre peligroso, de ideología confusa, se cree un iluminado y, en ocasiones, superior.
Justamente por la ideología de Breivik, que menosprecia al ser humano, murieron 77 personas. "Sí, lo volvería a hacer", subrayó el radical de derecha ante el tribunal. Y es plenamente consciente del dolor que ha causado. "Sé que están muy mal", dijo en relación con los familiares de las víctimas.
Y estos apenas podían negar con la cabeza. Han tenido que escuchar cosas increíbles. Sobre sus hijos, a los que Breivik asesinó brutalmente en Utoya, dijo: "No eran inocentes. Eran jóvenes civiles, pero activistas políticos que promovían el multiculturalismo".
A pesar de esos duros momentos, es importante dejar hablar a Breivik, afirma John Hestens del grupo de apoyo nacional para víctimas y familiares. "Eso tan sólo pone de manifiesto el tipo de persona que es".
Radical de derecha e islamófobo presentó un resumen de su manifiesto de 1.500 páginas, que poco antes de cometer los atentados envió por e-mail a cerca de un millar de direcciones de correo electrónico. Leyó lo que llevaba escrito. Se aferró a las formulaciones que llevaba en los papeles y fue interrumpido varias veces por el juez por el contenido excesivo de sus palabras.
Cuando la juez Wenche Elizabeth Arntzen le pidió que abreviara, Breivik no parecía poder hablar libremente. Para un proceso justo, dijo, es importante que pueda leer las 13 páginas que lleva preparadas. Y agregó que no esperaba que lo entendieran, pero la masacre era necesaria para proteger a Noruega de una guerra civil.
En varias ocasiones, Breivik utilizó el "nosotros". "Yo nos he dado el mandato", contesta al ser preguntado sobre quién le dio derecho a él para matar. Habla además de "caballeros templarios", al parecer una red nacionalista, de la que los fiscales creen que sólo existe en la imaginación de Breivik.
A pesar de todos estos confusos y enmarañados pensamientos, el autor de la masacre da la impresión de tener el control de la situación. Habla de forma pausada, argumenta con lógica dentro de su forma de ver las cosas. A las indicaciones de la juez, reaccionó sólo aparentemente. Cuando le pidió que acortara su declaración y que no divagase, le contestó que sí, pero siguió hablando del sistema político en Asia.
Breivik había planeado este día. Y si lo interrumpían en su plan, perdía el hilo, se ponía rojo y eso con una cara que casi permanece impasible. "A mí hoy me dio la impresión de que está en plena posesión de sus facultades mentales", aseguró Hestens, que ayuda a las víctimas. Aun cuando esté claro que esta persona tiene pensamientos enfermizos, su cabeza razona con lógica y de forma clara.
¿Es un enfermo mental o no? Ésa es la principal cuestión que tendrá que responder el juicio durante las próximas semanas. ¿A la cárcel o al psiquiátrico? La declaración de Breivik será la prueba más importante.