50 años de las FARC, bodas de oro que podrían terminar en paz
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La vida de la guerrilla de las FARC está íntimamente ligada a la historia de las últimas cinco décadas de Colombia.
Bogotá, Colombia.- Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cumplen esta semana 50 años de fundadas y se consolidan como la guerrilla más antigua del hemisferio. Tras 19 meses de haber iniciado un proceso de paz con el gobierno en Cuba, el grupo avista la posibilidad de dejar atrás la lucha armada "para siempre".
Desde que se iniciaron los diálogos en La Habana a finales de 2012, las voces a favor y en contra de la negociación han sido una constante. Mientras unos aseguran que la iniciativa se debe a la derrota que estarían sufriendo las FARC, otros concentran sus opiniones en el cambio de mentalidad del grupo.
Aunque las FARC cuentan en la actualidad con unos 7.000 miembros, muchos menos de los que tenían en los años 90, políticos y analistas creen que éste podría ser el último aniversario de esa guerrilla.
Desde noviembre de 2012, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos ha logrado un avance "histórico" en su intento por darle fin al conflicto armado interno.
Las partes han llegado a acuerdos en tres de los cinco puntos pactados referentes al desarrollo agrario integral, participación en política de los guerrilleros que se desmovilicen y solución al problema del narcotráfico.
Ese último punto es considerado como crucial debido a la injerencia que por más de dos décadas ha tenido el tráfico de drogas en las finanzas de las FARC.
Pese al relativo optimismo por el avance de los diálogos, analistas como el director de la Fundación Arco Iris, Fernando Hernández, creen que "definitivamente la paz no llegará con la firma del acuerdo".
Hernández considera que "indudablemente ese camino que se ha emprendido ahora hay que continuarlo para que finalice la confrontación armada y sean entonces abordados otros problemas como la pobreza, la miseria y la injusticia social", dificultades que son admitidas por el gobierno y que generaron la violencia en el país.
Tras 25 ciclos de negociación, las partes han recorrido más de la mitad del camino y aunque solo dos puntos están pendientes, lo que se avecina no es tarea fácil debido a que en los próximos meses se deberán definir las responsabilidades del conflicto, así como los compromisos de las partes con las víctimas y la desintegración de la estructura guerrillera.
Además, el resultado de las elecciones presidenciales del domingo pasado, en las que ganó por escaso margen el candidato opositor Óscar Iván Zuluaga sobre Santos y cuya diferencia obligó a convocar a una segunda vuelta el próximo 15 de junio, generó un ambiente de incertidumbre.
Mientras Santos asegura que para llegar a un acuerdo final con las FARC debe ser reelegido para el periodo 2014-2018, Zuluaga no duda en advertir que si es presidente suspenderá los diálogos si la guerrilla no cumple una serie de condiciones, entre la que está una tregua unilateral definitiva.
Las declaraciones del candidato del partido de derecha radical Centro Democrático, que es liderado por el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010), principal opositor al proceso de paz, hacen que el analista Alejo Vargas considere que sólo hay tres caminos: "entrar en un congelador, terminar o avanzar".
Vargas cree que la oposición al diálogo, evidenciada en los 3,7 millones de votantes (el 29,26 por ciento) que apoyaron a Zuluaga, será "un gran impedimento para conseguir la paz" y es una muestra de que "el mundo urbano" se opone a la solución de la guerra que aqueja desde hace medio siglo "al mundo rural".
Para el politólogo y coordinador del observatorio de la Fundación Paz y Reconciliación, Ariel Ávila, un acuerdo de paz está completamente ligado a la continuidad de Santos en el poder, lo que a su vez depende de las alianzas que el presidente-candidato logre.
"Si gana Santos yo creo que el proceso de paz se firma sobre noviembre o diciembre" porque la negociación se está dando con unas FARC "que llegan perdiendo la guerra" y están "convencidas de que hay que firmar la paz", afirma.
Entretanto, la lucha en las selvas y montes de Colombia persiste como hasta el momento en medio de las conversaciones y la insistencia de las FARC en hacer un alto el fuego bilateral, propuesta que es rechazada por el gobierno debido a que podría significar el fortalecimiento de la guerrilla.
FARC: De autodefensa campesina a grupo que puso en jaque al Estado
La vida de la guerrilla de las FARC está íntimamente ligada a la historia de las últimas cinco décadas de Colombia, que aún no logra poner el punto final a un conflicto armado que deja más de 220.000 muertos, según una investigación publicada hace casi un año.
El grupo surgió hace 50 años con la transformación de unas autodefensas campesinas creadas a mediados del siglo pasado en el marco de la violencia que protagonizaban bandas de pistoleros vinculados a los partidos Liberal y Conservador.
Campesinos liberales se organizaron y lograron el control de algunos territorios, lo cual fue denunciado en el Congreso como la existencia de unas "repúblicas independientes" que deberían ser exterminadas.
La última semana de mayo de 1964 ocurrió un hito en esa organización. El día 27 el Ejército atacó el caserío de Marquetalia (centro) y los campesinos que lograron sobrevivir se reencontraron el 30 de mayo para crear el primer frente de un grupo se empezó a llamar Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Sus fundadores fueron unos campesinos con escasa formación militar. Uno de ellos, Pedro Antonio Marín, adoptó el alias de "Manuel Marulanda Vélez", en homenaje a un dirigente comunista asesinado, pero sus compañeros lo llamaron "Tirofijo" por la precisión de sus disparos.
Nacía así una figura legendaria que desde 1964 hasta 2008 fue el máximo jefe de las FARC, quien a pesar del fragor de los combates no murió en una acción militar, sino ya viejo y carcomido por un cáncer.
El 20 de julio de ese mismo año los jóvenes jefes de esa guerrilla celebraron una conferencia para discutir su primer programa agrario, que ya incluía preceptos marxistas.
El primer proceso de paz protagonizado por las FARC fue durante el gobierno del presidente Belisario Betancur (1982-1986), que alcanzó a llegar hasta la declaración de una tregua y la creación de un partido político, la Unión Patriótica (UP).
Sin embargo, las negociaciones se rompieron en medio de acusaciones mutuas de incumplimiento de la tregua y por los ataques de grupos paramilitares de ultraderecha contra la UP. Unos 5.000 de sus miembros fueron asesinados, entre ellos dos candidatos presidenciales, ocho congresistas, 70 concejales y 11 alcaldes.
A finales de los años 80, las FARC formaron la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB) junto con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros grupos ya extinguidos como el Ejército Popular de Liberación (EPL), el Movimiento 19 de Abril (M-19), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Quitín Lame.
El M-19 fue el primero en dar un paso al costado y firmó un acuerdo de paz con el gobierno de Virgilio Barco (1986-1990), mientras que delegados de la CGSB protagonizaron en México y Venezuela una fracasada negociación con el gobierno del presidente César Gaviria (1990-1994).
La época de mayor fortalecimiento de las FARC ocurrió durante la gestión del presidente Ernesto Samper (1994-1998), cuando el grupo alcanzó a tener entre 17.000 y 20.000 miembros y acostumbraba a cometer ataques de varios días de duración contra pueblos.
En ese marco se llegó a otro proceso de paz en el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), que incluyó una polémica decisión del Estado para ceder a las FARC el control de una zona de 43.000 kilómetros cuadrados de extensión.
El diálogo se rompió tras denuncias de que los guerrilleros usaron la llamada "zona de distensión" para ocultar secuestrados y traficar armas y drogas, tras lo cual empezó una intensa ofensiva estatal contra las FARC durante el gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010).
Sin embargo, fue en la administración actual de Juan Manuel Santos que las Fuerzas Militares golpearon en noviembre de 2011 la cabeza de las FARC al dar muerte a Guillermo Sáenz, alias "Alfonso Cano", quien en 2008 había sucedido a "Tirofijo" como jefe del grupo.
La caída de "Cano" ocurrió cuando el gobierno y las FARC sostenían contactos secretos que desembocaron a finales de 2012 en la instalación de un proceso de paz que sigue avanzando en Cuba.
El actual jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, alias "Timochenko", sostiene que su grupo dialoga porque quiere la paz y no porque esté debilitado, aunque el gobierno considera que la organización tiene unos 7.000 miembros y se vio obligada a negociar por los golpes sufridos en los últimos años.
Por Tatiana Rodriguez/DPA